La arrogancia del poder
Uno de mis actores favoritos, el venezolano
Edgar Ramírez, en una entrevista el año 2016, reflexionaba sobre lo
contradictorio del poder, precisamente años después de haber interpretado en el
cine a personajes reales y políticos controversiales como Carlos, el Chacal
(2010) o Simón Bolívar (2013). De toda la entrevista con el periodista Camilo Egaña
de CNN en Español*, me quedo con la reflexión siguiente: “El poder es de por sí contradictorio, pues para hacer cosas buenas
incluso, debes luchar contra todas las fuerzas contrarias y a veces negativas
que te quieren fuera de ese lugar; precisamente para mantenerte en el poder,
llegas a hacer cosas más cercanas a tus rivales, pero no por maldad, sino por
sobrevivencia”. Yo, personalmente, pienso que el poder es un tema muy
apasionante y los creadores de El candidato
conscientemente cumplieron esa expectativa.
Es resaltante la organización del evento
del Club de Teatro. El montaje empezó a la hora y a pesar de estar muy lleno,
todos ingresamos de manera organizada y con los protocolos de bioseguridad
claros. El diseño escenográfico fue preciso e interesante. Pienso que, como
decía Jerzy Grotowski, “en el teatro se
puede prescindir de todo, menos del actor”. El mobiliario era sucinto:
mesas, sillas, un televisor y los mismos actores los movían entre escena y
escena, lo cual le daba una dosis de realismo brechtiano a lo que estábamos
viendo. Un realismo muy acorde con la temática tan compleja que se presentaba. Adicionalmente,
se empleó herramientas audiovisuales, principalmente un fondo de pantalla en la
pared donde se presentaban algunas memorias del personaje principal. Sin embargo,
no se abusó de lo visual, pues a veces creer que poder tener animaciones
complejas por sí mismo se puede lograr un gran montaje, es un error. También puedo
mencionar que el sonido fue muy bueno, pero creo que eso es debido al mismo
diseño del escenario, que impide la diseminación de este, incluso si uno se
sienta en las últimas butacas, como fue mi caso.
Actoralmente quien más destacó del elenco
fue definitivamente y de muy lejos, Jhersy Rojas, quien interpretó muy bien al
protagonista Franco Muñiz. La transición desde un personaje ingenuo, jovial y
con ganas de servir a un ser pragmático y con moral frágil a la transgresión de
la ley fue muy bien logrado y con mucha inteligencia. Esa transformación fue
creíble y me hizo recordar al personaje interpretado por el actor mexicano
Damián Alcázar (Juan Vargas en la película La
Ley de Herodes, 1999). El alcalde Vargas va a un pueblo con muchas
esperanzas de construir cosas geniales, pero termina en el extremo de volverse
un personaje vil y corruptor. En el caso de El
candidato, el personaje no llega a volverse cruel, pero su pragmatismo
moral lo lleva a su propia destrucción y muerte. La escena más impactante fue
la reflexión moral sobre la posibilidad de exilio con su primo. El resto del
elenco actuó muy bien y es muy evidente que sus trabajos actorales son el
resultado merecido de sus tres años de formación.
Al principio, pensé que el tema de la
corrupción sería abordado de una manera superflua, como otros montajes que he
logrado ver antes de la pandemia, pero creo que Paco Caparó (el dramaturgo)
hizo bien en emplear las experiencias propias del personaje, pues muy fácilmente
pueden ser entendidas por el público y generar empatía. Finalmente, me gustó
mucho que no se apeló al humor chabacano y grotesco al abordar un tema tan
delicado como la corrupción. Esto demuestra que existe un grado de
entendimiento sobre la importancia de la temática. ¿Será que las compañías
teatrales que ven temas como la corrupción o la violencia presentan obras
grotescas, precisamente debido a que no consideran que es un problema grave o
no la padecen? Prefiero no mencionar nombres de dramaturgos. No banalizar estos
temas es un indicador ético muy fuerte. El
candidato fue un montaje muy bien hecho y merecidamente tiene las entradas
agotadas para sus funciones.
*
Entrevista de Edgar Ramírez en el programa Camilo. 18 de agosto del 2016.
Cadena CNN en Español.
Enrique
Pacheco
24 de mayo de 2022
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