“Un director debe ser un buen cazador de impulsos”
La Escuela Nacional Superior de Arte Dramático (ENSAD) viene
entregando una gran cantidad de creativos y capacitados teatristas a nuestra
comunidad, que vienen destacando en los proyectos en los que están involucrados.
Uno de ellos es Draco Santos del Rosario, joven actor convertido en director,
ganador de la encuesta propuesta por Oficio Crítico 2018 como el mejor trabajo
de dirección por la comedia dramática Sinfonía inacabada. “En mi familia no hay
artistas profesionales, pero a mis padres, especialmente a mi papá, le gustaban
las historias”, recuerda Draco. “Con mis tíos, me hicieron un espectáculo de
títeres, yo jugaba con ellos; juntaba a mi familia en casa de mis abuelos y
contaba historias y también chistes”.
El apoyo de familia y maestros
Draco afirma haber tenido suerte en tener a sus padres de su
lado, cuando mostró interés en las artes escénicas. “Mi padre es de la Fuerza
Aérea, yo estudié en el colegio Polo Jiménez en Surco y participé en el taller
de teatro de Primero a Quinto de Secundaria; era muy mal estudiante, pero mi
interés por ir a clases era poder hacer teatro en mi colegio”. Draco también
hacía teatro fuera de las aulas, en las municipalidades de Surco, con Leonardo
Torres Descalzi (docente de la ENSAD), y en la de Miraflores. “Participé muchos
años en el FESTTA; logramos llegar a la etapa nacional con la obra “La ciudad
de los sueños rotos”, que era una creación colectiva; hacíamos teatro de grupo,
conseguíamos vestuario, escenografía”. Su director, José Carlos Ríos, egresado
de la ENSAD, fue quien le habló de esta escuela de formación teatral, al igual
que Torres Descalzi. “No fue fácil dar ese siguiente paso, dudé mucho, estuve
un año así”, rememora.
Sin embargo, la propia madre de Draco le enseñó un prospecto
de la ENSAD y lo animó a postular. “Di el examen, ingresé y terminé a los cinco años”. Ya en la
escuela, Draco tuvo a varios maestros que fueron puliendo su talento. “Los que
más me marcaron fueron Leonardo, que me enseñó Actuación y Dirección, y es un apoyo
constante desde que tenía catorce años hasta ahora; e Iván Vivanco, que me
enseñó Psicología, y me ayudó a ser más centrado, a ampliar las ramas de donde
se alimenta el teatro y sobre todo a sentar mis ideas”. Draco terminó la ENSAD
con dos montajes: El juego del amor y del azar de Pierre de Marivaux, dirigido
por Sofía Palomino; y El preceptor de Bertolt Brecht, a cargo de Rafel
Hernández, del cual comenta Draco: “Fue una experiencia intensa y complicada”.
Grandes experiencias en el Guggenheim
Una de las mejores comedias del 2015 fue Más pequeños que e lGuggenheim del mexicano Alejandro Ricaño, dirigida por Miguel Torres. “Miguel
es de una promoción anterior a la mía, pero me acompañaron actores de mi
promoción: Alejandro Mansilla, Ronie Cuba y Sergio Marroquín; ensayamos durante
casi ocho meses y la repusimos muchas veces”. La obra tuvo mucha acogida y
lograron además tener funciones fuera de Lima, como cuando fueron seleccionados
para la Muestra Nacional de ese año. “Actuamos en el Teatro Municipal de Tacna con
más de 1000 personas”, relata Draco. “Fue una comedia que conectaba mucho con
la gente; al principio no ves al público, pero al terminar la función, ves el
teatro lleno: fue una experiencia de dimensiones grandes”.
Para Draco, un buen actor de teatro debe “tener una habilidad
que aprecio mucho: la capacidad de corregir las cosas que haces; además de
tener disciplina y jugar, saber con qué jugar”. Por otro lado, un buen director
de teatro debe “aceptar a su actor, porque podemos soñar e imaginar cómo será
el producto final, y si bien se debe saber hacia dónde llevarás la obra, debes
abrazar al actor y aceptar las cosas que te ofrece”. Agrega que aunque uno no
lo quiera, el actor es alguien que se juzga mucho. “Cada persona y proceso es diferente;
la idea es que no te gane la impaciencia y nerviosismo y esperar al actor. El
teatro es de los actores, son ellos los que dan la cara y cuerpo a la obra, los
puedes guiar y corregir, pero ellos le dan a luz, le dan vida, el director es
como la comadrona”.
Casona y proyectos
A pesar de ser acaso Casona uno de los autores clásicos más
subestimados, Draco afirma ser amante de ese estilo de teatro. “Gracias a la ENSAD
leo mucho y tengo una biblioteca inmensa”, comenta. “Conocía otras obras de Casona;
Sinfonía inacabada me la presentó Edwar Reyes (productor y actor) y me
enganché”. La historia tiene como argumento el deseo de un artista por hacer
una obra que signifique algo para las demás personas. “Cuando uno es joven, es
muy difícil hacerte ese espacio y hacer algo que sea significativo para las
demás personas”, reflexiona Draco. La respuesta del público a la obra fue muy
buena, con llenos de sala en sus últimas funciones. “La obra hablaba de luchar
por tus sueños, también sobre la amistad, que uno no está solo, y en mi caso, he
tenido la suerte de siempre tener alguien que me de la mano para hacer mis cosas”.
La reposición de Sinfonía inacabada se encuentra todavía en
suspenso, pero Draco ya tiene intenciones de preparar una nueva obra, pero debe
encontrar el espacio y el momento adecuados para hacerlo. “No hay teatros ni público
suficientes para la cantidad de gente que está interesada en hacer teatro, y es
nuestra misión llegar a esa gente y encontrar un público propio, esa es tu
profesión”. Draco es de aquellos que acomoda las sillas antes de la función y
le agradece al público por haberlo acompañado durante la función. “Se trata de
parar a alguien y decirle que vaya al teatro, que pague una entrada y se quede
ahí por un par de horas; porque tengo una historia que contarte; ese es un
compromiso para ti, lo que muestres debes hacerlo con mucho profesionalismo y
con muchos detalles”. ¿Actuación o dirección? A Draco le resulta imposible
escoger alguna de las alternativas. “Soy en esencia un actor y caí en la dirección
por mi curiosidad teatrera; además el ser actor me ayuda a comprender a los colegas
que dirijo”, concluye.
Sergio Velarde
7 de febrero de 2019
1 comentario:
Draco es un tipazo de gente!.
El poco tiempo que lo conocí en la PRE ENSAD 2020. Fue una experiencia interesante conocer a un director joven.
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