Conmovedor mosaico de amor
Definitivamente, este debería ser el año de Escena
Contemporánea. La promotora y productora cultural, que viene presentando
ininterrumpidamente interesantes espectáculos desde el 2013 (como El Cine Edén
y El Baile) hasta el presente año (como las muy logradas Cintas de seda y La
piedra oscura), consiguió quizás su punto más alto con el estreno hace algunos
meses de La reunificación de las dos Coreas (2013) del francés Joel Pommerat,
con el apoyo de la Alianza Francesa de Miraflores. Dirigida con aplomo y profunda
sensibilidad por Alfonso Santistevan y Nadine Vallejo, la puesta nos presentó
veinte historias breves en las que el amor fue el gran protagonista, y así como
se insinúa en el título mismo, se postuló además como metáfora la virtual imposibilidad
de alcanzarlo plenamente. Pocas veces los vínculos sentimentales y afectivos
entre personas comunes y silvestres son escrutados en el escenario de manera tan
eficaz, pero a la vez tan dolorosa o sarcástica dependiendo del caso abordado.
Pommerat, que como director trabaja íntimamente con sus
actores en la creación de su propia dramaturgia, logró un virtuoso mosaico de
enorme potencial, a través de breves situaciones con un lenguaje coloquial y sencillo,
todas ellas sorprendentemente inspiradas y plenas de lirismo. Entre el dolor y
el humor, se suceden las historias en medio de una simple pero sinuosa
escenografía, con contados mobiliarios; mientras los actores, apoyados por un
efectivo manejo de luces, sonido y multimedia, ejecutan convincentemente sus
acciones, dejando algunos cuadros para el recuerdo: un profesor se defiende de
una acusación de pedofilia, justificando el afecto que siente por su alumno;
una mujer con Alzheimer se (re)encuentra con su esposo; un altercado familiar
minutos antes de una boda, con algunas sorprendentes revelaciones con respecto
al novio; y una dolorosa rutina practicada por una pareja para mantener viva su
relación.
Un elenco de excepción se encarga de darle humanidad a los
variados personajes de los pequeños cuadros: las precisas Sofía Rocha, Magali
Bolivar y Vanessa Vizcarra; los competentes Santistevan, Miguel Álvarez y Alberick
García; los versátiles Roberto Ruiz y Sergio Llusera; y las inolvidables Alejandra
Guerra y Bertha Pancorvo. Conmovedora, entrañable, trágica, desternillante y absurdamente
real, La reunificación de las dos Coreas, lejos de abordar temas políticos y
debates ideológicos, muestra las relaciones afectivas sin tapujos, con todas sus
contradicciones y frustraciones, pero sobre todo, con mucha humanidad. La
tregua iniciada en abril por Kim Jong-un y Moon Jae-in, que se interpretaría
como una inesperada luz al final del túnel sentimental metafórico, no le resta
un ápice de contundencia al mejor montaje de Escena Contemporánea, que le deja
la valla muy alta para futuras producciones. Uno de los montajes del año.
Sergio Velarde
22 de octubre de 2018
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