La investigación y el teatro
Cuando una persona sufre de una enfermedad,
ya sea grave o tratable, las consecuencias no solo afectan al paciente
directamente sino también a la familia: al entorno. Mucho se ha hablado respecto
a la capacidad que tiene el teatro de re-crear momentos o situaciones para
lograr la identificación del público, si bien es cierto su objetivo principal
no es contar de forma fidedigna un hecho, sí es mostrar una perspectiva tanto
del director como de los actores respecto al mismo.
Sin embargo, es importante apuntar que el
quehacer teatral de creación requiere de la investigación que lleve, no a lo
fidedigno pero sí a lo verosímil. La verosimilitud ha sido durante años un
debate continuo en el teatro, algunas veces se ha apuntado que el teatro, al
ser un arte de observación y entretenimiento, no tiene que ser real, pero sí
debe ser creíble en sí mismo y para eso, la investigación y la recopilación de
información es fundamental. Jorge Dubatti apunta que el actor tiene dos maneras
de llegar a la investigación: la convivial autoanalizada y la de espectador
laboratorio. En la primera es un conocimiento de sí mismo tanto interna como
externamente; este conocimiento, como también señala Stanislavski, hace que el
actor otorgue parte de sí a la creación del personaje sin ser él en el
escenario; y la segunda manera busca que el actor se relacione con su entorno y
lo que ocurre no solo con las personas, sino también con los espacios y los
estímulos. Nos damos cuenta que el actor es una unidad de cuerpo, conciencia y
entorno. Este último concepto ha sido bien empleado en el trabajo de improvisación
denominado “Entorno: Diagnostico de un todo”.
“Entorno” es un trabajo de improvisación de
tipo long form que fue presentado los días 28 y 29 de setiembre en Espace
Liberté por el Grupo Artos bajo la dirección de Jair Cohello. “Entorno” toma
como referencia enfermedades para adentrarse, no en el sufrimiento de los
pacientes, sino en lo que ocurre en las familias. Emociones encontradas como
preocupación, dolor, culpa, amor se mezclan en un arriesgado formato. Al ser
improvisación, toda la historia es creada a partir de tópicos o detonantes que
llevan al espectador a una obra nueva en cada función. Es importante resaltar
del trabajo que nada está demás en la historia, cuentan con una investigación
muy sólida y los datos brindados son muy precisos, lo cual otorga mayor
verosimilitud.
En cuanto a la creación de personajes, es
importante mencionar que la relación de cercanía entre los actores y su química
en el escenario produce personajes sencillos pero bien ensamblados. El formato y la dirección otorgan a las obras creadas rapidez
y buenos matices. El tiempo en escena está bien cuidado, son muy pocos los
momentos que llevan a la distracción del espectador, lo cual es un recurso muy difícil
de lograr en improvisación, donde casi siempre el tiempo es un arma en contra.
Los canon y las escenas individuales
son ordenadas y claras. Un punto aparte y que aporta mucho en escena es la
música en vivo, se suele decir que la música puede contribuir o destruir un
producto teatral; en este caso, la música fue parte importante de la obra, resaltando
momentos impactantes o simplemente funcionando como compañía, hasta se podría
decir que sin la música el resultado no hubiera sido el mismo.
He visto trabajos de improvisación de Artos
antes y puedo hablar de su evolución, y decir que “Entorno” está muy bien
logrado y se puede evidenciar un importante avance en su trabajo actoral. El
público quedó contento con la propuesta que se vio aún mas completa con la
presentación de especialistas en temas médicos al final de la función.
El teatro debe ser investigativo, solo
quedarse en lo superficial origina que el público salga de la sala con una
imagen, pero no con una pregunta o una idea. El teatro tiene la labor de contar,
pero de contar bien y a profundidad.
Katiuska Granda
Piura, 3 de setiembre de 2018
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