jueves, 6 de septiembre de 2018

Crítica: JUAN SIN MIEDO


Juan, una aventura épica

“Esta es la versión fidedigna de la historia de Juan sin Miedo, y el que no lo quiera creer que pague más por su entrada.” Con esta divertida alocución, el actor Luis García Olaya presentó un espectáculo para toda la familia: la historia del personaje Juan sin Miedo, el chico que lo que más anhelaba era descubrir qué era el miedo. Las actuaciones estuvieron a cargo, además del citado García, de Andrea Alvarado, Daniel Menacho Lizárraga, Sebastián Ramos y Cecilia Rechkemmer. En aquella oportunidad, se presentó una versión original del dramaturgo y director teatral Alonso Alegría, basada en los escritos de los hermanos Grimm. Alegría dirige, desde el 2011, el proyecto Vivero de Dramaturgia, un espacio de creación, análisis y producción de historias teatrales.

Las puertas del escenario del centro cultural Casa Amaru se abrieron con puntualidad. El público estuvo compuesto principalmente por familias con niños, pero estos no eran tan pequeños, pues tenían entre 8 a 11 años. Es importante mencionar que el escenario elaborado por el equipo era para muy pocas personas y la iluminación, con un par de luces de escenario que enfocaba a los actores y una ventana en el techo, por la que pasaba la luz natural. El público estuvo compuesto por un total de 20 personas.

 La obra abarcó una serie de anécdotas que le suceden a Juan, interpretado de manera muy creíble por Menacho Lizárraga. En sus ansias por alcanzar a tener algún día el miedo, este sortea una serie de obstáculos. Los actores interpretaron diferentes personajes a lo largo de la historia, con excepción, claro está, de Juan; además, fue interesante el vestuario, pues partió de una misma extensión de tela de color verde pardo. Llamó la atención que el director haya decidido que los actores esperen sentados en sillas en las cuatro esquinas del escenario antes de entrar en escena. A pesar de esta situación, el espectador no perdió interés en la acción dramática, sobre todo los niños, que se mostraron emocionados por cada una de las expresiones ingenuas y situaciones cómicas que le sucedieron a Juan.

No hubo ni una sola interrupción por parte del público durante las escenas. Un elemento interesante visto durante el montaje fue que los actores en todo momento sostenían en sus manos una especie de libros que parecían ser sus diálogos. Este elemento fue extraño, pues se trataba de actores de una cierta experiencia y por lo tanto, tener sus diálogos a la mano no debería ser una prioridad. Lo más probable es que Alegría haya querido incluir este elemento para darle a su puesta una impresión subjetiva, de que el montaje se trataba de una versión más fiel a la literatura de los hermanos Grimm.

Juan sin miedo estuvo en temporada los fines de semana del mes de agosto en el centro cultural Casa Amaru. Esta se define como “un espacio diseñado para el intercambio de sensaciones y conocimiento a través de los libros, el arte, el cine, la danza, el teatro y la cultura peruana”, ubicado en Jr. Sucre 317 Barranco.

Enrique Pacheco
6 de setiembre de 2018

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