sábado, 29 de septiembre de 2018

Crítica: EL CABALLO DEL LIBERTADOR


Una reafirmación de la memoria

El Caballo del Libertador (1986), obra escrita y dirigida por Alfonso Santistevan, se presenta en el Centro Cultural de la PUCP, como parte de la Trilogía-Años de Amor y Furia (del mismo autor). Esta pieza teatral busca trasladar al espectador a los momentos de zozobra, violencia e incertidumbre que sufrió nuestro país. Para ello, el encuentro de dos personajes será el marco ideal de un profundo relato.

Una construcción basada en las improvisaciones de Maritza Gutti y José Enrique Mavila, así como en las propias descripciones del autor. Con el paso del tiempo, la propuesta se ha convertido en lo que vemos ahora, la historia de un profesor (Alberto Isola) y una prostituta (Carolay Rodríguez), quienes al quedar atrapados en una vieja casona limeña, intentarán lidiar con una guerra que no comprenden; entonces, en medio del conflicto, aparece un cadáver (que alude al Libertador Simón Bolívar) recordándonos las pugnas en busca de libertad, además de las vidas que se han sacrificado en nombre de la guerra.

El Caballo del Libertador es una puesta potente, que se ha convertido en atemporal (por lo trajinado de su montaje).  Desde el trabajo de dirección hasta la estética y, sin duda, las contundentes interpretaciones de Isola y Rodríguez, quienes con vasta sensibilidad y verdad logran calar en el espectador, mostrando una buena química en escena. Los simbolismos y metáforas de la narrativa son plasmados en el escenario de forma natural, a través de escenas casi episódicas que nos transportan a una época sombría, en la que dos personajes tan distintos como humanos buscan refugio en el otro, cuando parece que todo ha terminado.

Una reafirmación a la memoria, al pasado que nos convirtió en esta Nación, que aún no termina de establecerse, pues supone un deber de todos, el reafirmar nuestra identidad como sociedad. Un montaje que debe ser visto y valorado, sobre todo por las nuevas generaciones, que bien pueden encontrar en este relato un punto referencial para fortalecer sus inquietudes acerca de nuestra historia.

Maria Cristina Mory Cárdenas
29 de septiembre de 2018

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