domingo, 16 de febrero de 2020

Crítica: CONCURSO DE DELETREO, EL MUSICAL


The Peruvian Spelling Bee

Concurso de Deletreo (Spelling Bee), el Musical, producido por ZonArt y con la dirección de Henry Gurmendi es una curiosa puesta en escena en donde la creatividad, el buen humor y la espontaneidad son la marca principal. El montaje es de dramaturgia original de Gurmendi y como menciona el productor y actor Oswaldo Mariño, "se basa en los concursos de deletreo de colegios en otros países, costumbre bastante rara o inexistente en Perú". Es interesante que la inspiración de los personajes tiene características muy anglosajonas por sus nombres y vestimentas. Los niños son Barfee (Gerson Romero), Olive (Natali Muñoz), Chip (Alfie Carrillo), Schwarzy (Ángeles Sosa), Marcy (Kali Granados) y Coneybear (Oleck Chlebowki), además de las actuaciones del guardia (Mariño) y los simpáticos jurados del concurso (Brayan Vílchez y Paola Boggio). La acción dramática es muy simple: una serie de jóvenes escolares compiten en el Spelling Bee local, pero tendrán que enfrentar a sus miedos internos que los hará cuestionar a cada uno, la complejidad de una competencia y rescatar el valor de la amistad y la verdad sobre todo.

Espacio Cultural D’art es un lugar nuevo, pero con una muy buena organización. La función comenzó con mucha puntualidad y orden. El espacio es pequeño, apenas ideal para 35 personas. El escenario contaba con una iluminación perfecta, luces hacia el final del escenario y al comienzo de este; de igual manera, la utilería consistió en una tabla y sillas para los concursantes y al otro extremo, la mesa de los jurados y un trofeo para el ganador. El vestuario de los actores es muy bueno, la calidad y color de las telas son resaltantes, pero el concepto escénico dejaba un poco de extrañeza, pues tenían muchas características anglosajonas. Algunos personajes me hicieron recordar a los protagonistas de la antigua serie estadounidense La Pandilla: los pequeños traviesos, en especial Barfee (Gerson Romero) muy parecido al popular Alfalfa Switzer.

El montaje fue muy atractivo desde el punto de vista musical y actoral. En primer lugar, todos los niños cuentan con un musical propio, en el cual reflexionan sobre los diversos conflictos con sus padres o adultos acerca del concurso. Lo importante es que los actores lo interpretan con su voz original y demuestran una técnica vocal que, si bien no se puede corresponder al de un profesional soprano, definitivamente sí es bella y de un estudiante disciplinado del teatro musical, ¡felicitaciones a los actores por eso! En ningún momento alguno demostró algún rasgo de improvisación en el canto o los comunes "gallos". De todos, destacó en primer lugar Muñoz, sobre todo cuando su personaje se reencuentra con sus padres; este momento fue una escena altamente conmovedora y la actriz demostró una voz limpia y clara; y en segundo lugar, la jueza Boggio, que en todos los momentos que le tocó participar, demostró una gran fuerza en la modulación de su voz, así como una gran energía.

Por el lado de las actuaciones, resaltó la presencia escénica de Vílchez. El año pasado, tuve la oportunidad de conocer su trabajo en Amor con Humor, en donde representó un rol secundario. Vílchez tiene mucho talento para el humor; sus gestos y voz generaron mucha empatía con el público en aquella ocasión, y desde aquella oportunidad se debe decir que ha mejorado muchísimo su presencia actoral. De hecho, su actuación fue la que más risas generó entre el público. Va camino a volverse a un gran actor, pero me pregunto si aún no ha asumido el reto de representar roles más dramáticos y de complejidades y/o contradicciones psicológicas más profundas. También debo de señalar a Chlebowki, quien representó muy bien al niño engreído, pero a la vez tenaz de Coneybear, donde hizo mucho uso de su cuerpo. Me quedó la duda de por qué en la segunda escena, luego del intermedio, la escenografía fue la misma, así como la vestimenta de los personajes. Al final, se representó una coreografía colectiva muy simpática y coordinada; sin embargo, me hubiese gustado ver en el cierre una enseñanza o lección más profunda.

Definitivamente, Concurso de Deletreo, el Musical es una puesta en escena muy entretenida que se puede resumir en un esfuerzo colectivo y original por hacer teatro con pasión. La música fue en vivo, y eso siempre es de resaltar. El montaje es recomendable por el esfuerzo que ponen los actores y no decepcionan para nada. Están en temporada corta, todos los sábados y domingos hasta el 8 de marzo.

Enrique Pacheco
16 de febrero de 2020

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