sábado, 15 de septiembre de 2012

Crítica: LA FIACA

Divertidísimo humor gaucho

Varias comedias argentinas alcanzaron desde su estreno gran popularidad en toda América Latina: películas como La nona (1979) y Esperando la carroza (1985) ya son consideradas clásicas en la actualidad y, curiosamente, ambas ya tuvieron su estreno teatral en nuestro país, no hace mucho: Giovanni Ciccia dirigió e interpretó el rol central en La nona (2008) en el Auditorio de la Biblioteca Nacional del Perú; y Alberto Isola dirigió a un magnífico trío de actrices en Esperando la carroza (2009) en el Teatro La Plaza Isil. Y este año se completa la trilogía: La Fiaca (1969), dirigida por Fernando Ayala y basada en la obra escrita por Ricardo Talesnik, con la actuación de Norman Briski y Norma Aleandro, llega a escena de la mano de la virtualmente infalible Asociación Cultural Plan 9, dirigida por Ciccia y estrenada en el Teatro Larco.

Acaso la mayor virtud del montaje sea que el director, sabiamente, no intentó trasladar la acción a nuestra realidad, sino que mantuvo el contexto original: estamos en Buenos Aires de los años 60 y Néstor, un empleado ejemplar, amanece con “fiaca”, es decir, con flojera y dejadez para asistir a su trabajo, lo que desencadena una tensa situación con su esposa (Karina Jordán) y con su madre (Grapa Paola). Esta ausencia provoca una verdadera revolución mediática y laboral, ya que llegan a casa de Néstor, un tímido colega y un representante de la compañía (ambos, Lucho Cáceres), y hasta el mismísimo gerente de la misma (Pedro Olórtegui). La puesta en escena funciona a la perfección, el ritmo no decae en ningún momento y el humor, por momentos bastante cruel, no se siente forzado y el público se identifica con la historia. La obra no sólo busca divertir, ya que también deja clara la postura del autor: ¿somos culpables acaso de querer darnos un respiro ante una sociedad esclavista que no se detiene ni por un momento?

Para que La Fiaca funcione era necesario un actor en estado de gracia, capaz de llenar toda la obra con presencia y carisma, y Óscar López Arias resultó ser la mejor elección. Mención especial para Lucho Cáceres, quien finalmente lograr escapar del repetitivo esquema actoral que le imponen (o se deja imponer), entregándonos dos personajes bien construidos y diferenciados entre sí. La Fiaca es realmente un agradable entretenimiento, le hace justicia a su desternillante versión cinematográfica, la puesta en escena está muy bien realizada e interpretada, como ya es costumbre en todos los espectáculos presentados por la Asociación Cultural Plan 9.

Sergio Velarde
16 de setiembre de 2012

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