“Los niños y jóvenes que he hecho son hipérboles de momentos
de mi vida”
Uno de los jóvenes actores con mayor actividad en nuestro
medio teatral es, sin duda, Sergio Armasgo, ganador del premio del jurado de
Oficio Crítico por su convincente actuación como “Pichulita” Cuéllar en Los cachorros (2019). “Mis padres han tenido un pasado artístico antes de dedicarse
a lo que ahora hacen: mi papá ha tenido mucha cercanía con la música, con el
jazz, con la música regional; y mi mamá, por el contrario, tuvo un acercamiento
a la danza,” revela Sergio. “Pero después se dedicaron a trabajos no cercanos
al arte y creo que desde que yo nací, siempre ha habido planes para querer
potenciarme en las artes escénicas.” De presencia constante en las actuaciones
de su colegio, a Sergio siempre le ha gustado la música, la danza y el ballet. “Desde
niño siempre he tenido el terreno muy asegurado,” reflexiona. “Sería muy
inseguro si me dedicara a hacer otra cosa, por ejemplo, un trabajo de oficina
me parecería sumergirme en la rutina y eso me terminaría ahogando.”
El arte desde siempre
“No tuve profesores de teatro propiamente dicho en el
colegio, pero sí de música y danza,” revela Sergio. “Pero nació en mí el querer
meterme a las típicas actuaciones escolares, fue por un criterio personal.” Ni
bien sale del colegio, a muy temprana edad (15 años) ingresa a la ENSAD y a dos
talleres en el TUC. “Yo acabé mucho antes de los 20 y ya tenía título de bachiller
y honestamente, siento que no aproveché mucho esa etapa.” Sergio tuvo como
compañeros a estudiantes con mucha más experiencia de tablas y de vida, siendo
el menor de esa promoción. “Me marcó Ernesto Ráez, una biblioteca andante, me
enseñó todos los cursos de Historia del Arte y del Teatro; fue muy gratificante,
lo contaba todo desde su punto de vista, como si él hubiera estado en todas (ríe)
y sabía lo que quería enseñar.” Además, Sergio recuerda también a la Dra. Fer
Flores. “Me enseñó mucho de estética, no solo estética visual, sino de
contenido.” Otros profesores destacados para Sergio fueron los de expresión
corporal, como Rocío Ántero y Juan Arcos, y es que siempre ha tenido un
problema con el tema del físico. “Sobre todo en el colegio no me gustaba hacer Educación
Física, porque eran los típicos deportes como fútbol, vóley, básquet y yo
rechazaba eso, prefería natación, atletismo o danza.” Grande fue la sorpresa
cuando se enteró que la carrera de actuación incluía cursos de Expresión corporal.
“Pensé: ‘Esto es un karma que me va a seguir hasta el fin de mis días’ (risas),
pero hasta el día de hoy me inclino mucho al teatro físico, me ha cambiado
mucho la vida y ahora me sigo formando en Danza, en Teatro Físico y siento que
ahora es mi fuerte, me encanta.”
Con respecto a los talleres en el TUC, Sergio tuvo como
profesoras de actuación a Laura del Busto y Katiuska Valencia. “Me gustó de
hecho, justo los llevé cuando estaba en la Pre de la ENSAD, así que podía
reforzar mucho lo que aprendí en un lado y ponerlo en práctica en el otro; de
hecho, me sirvió para la prueba de la ENSAD, ingresé de frente.” Como Sergio
que estaba todavía muy joven al terminar la Escuela, decidió entrar a Aranwa
Teatro, de los Chiarella. “Eso también fue todo una “reseteada de cassette”,
porque aprendí muchas cosas que de repente no aproveché mucho cuando estaba en
la época del ENSAD."
Posteriormente, Sergio continuaría con sus estudios de Danza
en Colombia, en la Escuela de Cine en Cuba para seguir un curso de altos
estudios de la técnica Meisner, entre otros. Es así, que el joven actor supo
rescatar lo mejor de cada escuela y taller de formación actoral. “De la ENSAD
rescató la cosmovisión de hacer del teatro un rito; de los talleres del TUC, el
trabajo en equipo, demasiado trabajo en equipo; y de Aranwa, el trabajo de la
palabra, para ellos la palabra es primordial."
Sergio tiene claras cuáles deben ser las características
principales de un buen actor de teatro. “Debe tener escucha, definitivamente escuchar
al otro; ser honesto con lo que está pasando, con lo que te está pasando por
dentro; y tener conciencia del trabajo en conjunto, conciencia de tu
herramienta, de tu cuerpo, de tu voz; un cuerpo bien entrenado lo escucha.” Con
todos los años de estudio que tiene Sergio, aplica el ser honesto todo el
tiempo con sus personajes. “Lo que pasa es que a veces, cuando queremos
construir un personaje, nos olvidamos de todo lo que es tangible y nos quedamos
en una burbuja, muy arriba, que ya es difícil aterrizar, tenemos que estar
mucho más plantados.” Con respecto al buen director de teatro, afirma que “debe
también tener escucha; una propuesta clara, adicional a las que le pueden sumar
los demás actores; y conocimiento, no solo de lo que va a ser la obra, sino de
toda la atmósfera que la rodea.”
Experiencias sobre las tablas
A pesar de su corta edad, Sergio ha participado en varios
montajes de interés, como el proyecto de teatro testimonial Cuando seamos libres (2016) de Carolina Silva Santisteban y la pieza familiar Mariana y el
señor Verde (2016) de Luis Eduardo Pérez-Albela, así como en las historias
cruzadas de Años Luz (2018) de Federico Abrill, y en una aproximación a la vida
del genial dramaturgo y poeta español en Lorca (2019) de Herberth Hurtado.
“Todos los niños, adolescentes y jóvenes que he hecho son etapas que no las he
gozado como actor, como Sergio, pero que son como hipérboles de momentos de mi
vida, ya me gustaría hacer otro tipo de personajes.” Oficio Crítico lo nominó
por primera vez por su intenso papel en Un chico de Bosnia (2017) de Ad de
Bont. “Cuando construí el chico de Bosnia, me acordé de cuando salía a perderme
en centros comerciales, en supermercados, con mis papás estando a dos metros y
me buscaban; pero utilizaba mucha esa hipérbole, esa exageración de estar
perdido mucho más tiempo.” Sergio afirma haber sido uno de sus trabajos más
gratificantes. “Los compañeros me sumaron mucho, todo fue muy delicioso, estaba
triste todo el tiempo, lloraba, muy catártico.”
La puesta en escena de Los cachorros fue particularmente
difícil para Sergio, ya que tenía que integrarse a un montaje ya preestablecido por
el director y adaptador Miguel Pastor desde hace años, en un papel que
interpretara su hijo Juan Carlos. “Me decía todos los movimientos, cómo tenía
que hacerlo, porque ya había hecho la obra con su hijo Juan Carlos,” comenta.
“Y yo, que venía de la etapa de Meisner, de escuchar y aceptar lo que pueda
surgir en el momento; sí tuve un choque, porque tenía que respetar una
propuesta que ya había sido trabajada antes y al menos ahí, como actor, entré
en conflicto, porque me decía en qué momento voy a empezar a trabajar yo;
felizmente ya todo fue superado.” Sin embargo, fue acaso esta incomodidad que
experimentaba Sergio la que ayudó a perfilar al protagonista de la notable
novela corta de Vargas Llosa. “Hacer esa catarsis hizo que Miguel Pastor y yo
podamos sentirnos a gusto con nuestro trabajo y poder cerrar ese proyecto
itinerante con mucho cariño y respeto.”
Además de Los cachorros, Sergio integró otra “collera” de
amigos, en Los inocentes (2019) de Oswaldo Reynoso, con la adaptación y
dirección de Sammy Zamalloa. “Fueron procesos distintos, directores distintos y
también distintos los lugares; Los cachorros está ubicado en el colegio
Champagnat en otra generación y de otro poder adquisitivo que el que se muestra
en Los inocentes, mucho más marginal.” Sergio además, tenía personalidades
distintas en sus personajes: en Los inocentes era el “Cara de ángel”, que era “bulleado”
por sus compañeros por su rostro muy femenino; y en Los cachorros, como Pichula
Cuéllar, era el “bacancito” del grupo. “Logré hacer el nexo de cómo tener un
grupo acá y otro grupo, por allá.”
Futuros proyectos
Esta semana, Sergio empieza el 2020 con un montaje que
promete ser inolvidable: ¡Cállate, Copperfield!, una versión libre del original
de Charles Dickens, con la adaptación de Federico Abrill y la dirección
de David Carrillo, en el Teatro Británico. “Había terminado justo Los
cachorros en octubre y de ahí, no tenía nada de teatro en noviembre y diciembre,”
recuerda. “Así que tuve un bajón emocional, veía que todos mis amigos estaban
trabajando y yo, no; me dedicaba a leer, a estar en mi casa, a descansar, a ver
películas, pero cuando eso ya me genera ansiedad, me sentía muy triste.”
Felizmente, recibe la llamada de Británico y le comunican que querían trabajar
con él en una versión de David Copperfield. “Pensé que era un casting, les pedí
que me manden el texto, pero me dijeron que no, que ya había sido elegido, y
eso me cambió la vida.” La novela de Dickens se centra en el muchacho David,
quien vive con su madre y su nana en un condado en Inglaterra en la época
victoriana, y que luego, con la llegada de su padrastro, se desatará una
pesadilla para el joven. Sergio compartirá escena con los destacados Claudio
Calmet, Piera de Campo, Valeria Escandón y Renato Rueda.
“Este es el personaje en
el que tengo el menor rango de edad (7 años) y es un montaje muy bonito,”
asegura Sergio. “David (Carrillo) es alucinante, primera vez que trabajó con él,
había visto sus montajes cuando estaba en Plan 9 aliado con Giovanni (Ciccia); lleve
el año pasado un gimnasio actoral con él, para también ir conociéndonos por ese
lado.” La experiencia de conocer a Carrillo como profesor y como director fue
enriquecedora para Sergio. “Como profesor está en constante actividad y puedo
aplicar todo lo que había aprendido antes; tenerlo ahora, como director, es
gratificante; además, el montaje tendrá cierta contemporaneidad, con estética
pop art, con movimientos muy juveniles; será un mix de muchas visiones y nada,
yo estoy feliz con eso.”
Poco a poco, la agenda teatral de Sergio se está llenando
con diversos estrenos y reestrenos. “Estaré en Hasta que choque el hueso de
Sebastian Eddowes y Mario Zanatta,” comenta sobre el espectáculo a estrenarse
próximamente en El galpón.espacio. “Tengo que construir un personaje a partir
de puro reggaetón, un old school reggaetón; eso me da otra vertiente, pues no
suelo escuchar esa música; también vamos a regresar con Varieté Chopin (2019) y
Los inocentes.” Sergio tiene más proyectos, pero prefiere no revelarlos hasta
más adelante, cuando vayan cobrando cuerpo. “Poco a poco estoy llenando mi
calendario,” concluye.
Sergio Velarde
12 de febrero de 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario