jueves, 31 de enero de 2019

Crítica: LOS INOCENTES


Relatos de collera en escena

Un clásico de la literatura peruana ha sido recientemente adaptado al teatro. Estamos hablando de Los inocentes de Oswaldo Reynoso, libro de cuentos publicado en 1961, que llegó a los escenarios bajo la adaptación y dirección de Sammy Zamalloa. La temporada se estrenó en el remodelado Teatro Roma, donde Cara de Ángel, el Príncipe, Carambola, Colorete y Rosquita cobran vida en una versión fiel a la esencia de barrio sesentero presente en el libro.

La obra se dividía en momentos en los que cada personaje tenía su propio protagonismo, en donde mostraba su mundo personal, con la intervención de los otros actores. El montaje era un viaje por los pensamientos, la idiosincrasia, los hechos importantes y, vale decir, algunos hitos de cada uno de ellos. Podíamos ver representadas algunas ideas y características de los personajes, gracias a que hubo un gran nivel de especificidad en su construcción, en el manejo del texto e incluso en la corporalidad de cada uno.  Se notaban con memoria, que reflejaban todo lo que les ha podido pasar desde muy pequeños; no necesitábamos ver su historia completa para poder entender su forma de pensar a través del manejo corporal y de la voz. Colectivamente era interesante verlos interactuar, pues era como una gran familia en escena. Algo que quizás le jugó un poco en contra durante la representación, fueron los momentos en los que los personajes hablaban a la vez, debido a que no se entendía lo que decían. Eran evidentes algunas lisuras sueltas, pero hubiese sido interesante poner un tipo de orden en estas interacciones.

Estuvo bien lograda la información acerca del contexto que los personajes estaban viviendo: años sesenta, todos parte de un barrio de clase baja, con muchas carencias donde todos ellos crecieron apuntando a ser el más fuerte. Todo esto gracias a la selección de vestuario y, sobre todo, a los colores de estos. Las tonalidades opacas sumaron a la atmósfera de los personajes, daba la sensación de ver una época lejana e incierta.

Se lograron imágenes y símbolos correspondientes a los temas tratados en la obra. Una en especial, por ejemplo, fue la representación de la masturbación de los cinco personajes a la vez, que aportaba a aquella crudeza propia de los “relatos de collera” de Reynoso. Este aspecto homoerótico que el libro refleja fue llevado a escena con códigos precisos, atinados. Estamos hablando de una obra literaria que fue creada para ser leída. En este contexto, fue expuesta con códigos propios de la literatura para causar un efecto crudo y fuerte al leerse. Esa es la “esencia” del libro, la que ha tenido que ser reproducida en teatro, bajo una selección de convenciones no solo a nivel actoral, sino también desde la dramaturgia. En este caso, esta traducción estuvo lograda para fines del montaje.

El manejo de las estructuras que estaban en el tercer plano del escenario era interesante, porque los actores se trepaban en ella y así creaban niveles visuales: mientras los actores que no intervenían protagónicamente en escena estaban trepados, los que sí estaban siendo foco de atención, se encontraban en el escenario.  Los cambios de escena fueron limpios, pues hubo un buen manejo de los objetos por parte de los mismos actores; se consiguió que los cambios fueran parte del ritmo de la obra, mas no una pausa para continuar la siguiente escena: había una calidad de energía actoral que acompañaba a estos cambios y, por consecuencia, apoyaba el seguimiento de la obra.

Es sugerente ver cómo estos “relatos de collera” siguen teniendo mucho que decir a los espectadores del nuevo ciclo. Es curioso ver cómo una adaptación de una historia pensada para la literatura puede tener tanto material que explotar escénicamente. La masculinidad, entre otros temas, es uno de los principales aspectos tratados en esta historia. ¿Cómo se piensa al respecto hoy en día?  Podemos decir que esta es parte del proceso de desmitificación del concepto de masculinidad que se nos ha estado enseñando.

Stefany Olivos
31 de enero de 2019

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