Último montaje del
grupo Darte
¿Hago teatro o hago danza? Una pregunta que no me planteo jamás. En
todo caso la respuesta puede que esté en la definición de mi compañía: se
denomina de teatro y danza. Las dos disciplinas van juntas. Yo lo que trato es
de hablar de la vida, de las personas, de nosotros, de las cosas que se
mueven... Pina Bausch
Sentado en el suelo sobre un cojín, mis ojos se van
acostumbrando a la oscuridad, cuando de pronto una luz tenue alumbra dos
cuerpos, dos columnas se delinean vértebra por vértebra, sin sexo, solo dos
columnas, que comparten su peso, respiración y equilibrio, no importa más, como
dos células bajo el microscopio se mueven y de pronto, la evolución ante los
ojos, son protozoarios, peces, aves, mamíferos
y jodidamente humanos que entran en la caja.
Esta caja es un impulso del quehacer cotidiano cuando entre
tablas y clavos, mientras arreglaban la antigua “Casa Darte” en enero del 2014,
se dan cuenta que deben montar algo nuevo para poder mostrarlo en el “Ukukus”, un
centro cultu-bar del centro del Cusco, el cual durante mucho tiempo brindó
apoyo a los artistas locales, otorgándoles un espacio de presentación y pagando
por ello. Como solo se improvisa dentro de lo conocido, cogieron lo que tenían
a mano y armaron una caja como artesanos del oficio, clavaron, pulieron y le
dieron forma a su “caja”.
El paseo por lo cotidiano desde cepillarse los dientes,
vestirse, caminar, bailar, discutir, gritar, pelear, los revela cada vez más
humano, donde lo más importante no viene a ser la danza o la precisión
dogmática, sino cuál es el impulso detrás de esto, esas estructuras
emocionales, que nos brindan el sentir y el sentido de cada acción bien lograda
donde un beso también es danza.
“Y de LA CAJA de los “Dartes” redescubrimos
la Caja de Herramientas, de donde salen artefactos, instrumentos de operar los
modos de vida que inspiran maneras de pensar, y los modos de pensamiento que
crean maneras de vivir. Las obras plasmadas tienen la misión de salir de los
lugares comunes. ¡La violencia doméstica de la que somos cómplices, en la
escena propuesta por los Darte, nos paraliza; sin embargo, no puede quedar
banalizada! Los conflictos deben apuntar soluciones: ¡porque el Arte es el
campo de las infinitas herramientas y creativas alternativas! La vida sigue en
sus direcciones imprevistas, y aquí está el punto donde LA CAJA me deja un deseo: ver estos dos cuerpos confrontando los
peligros, escapando de las grafías estudiadas, oponiéndose a las formas exhaustivamente
visitadas”, nos dice Simone Mello.
Siempre agradezco el sudor y la disciplina en el oficio y
esta es palpable en este trabajo donde las líneas en el espacio se dibujan y
crean un tejido vivo, existe una lucha constate entre la perfección del
movimiento y el sentir, a veces una desdibuja a la otra, he tenido la suerte de
ver algunas partes del proceso: desde que era una puesta de 15 minutos hasta el
montaje de esta última temporada de casi una hora, y se da a notar una
constante evolución desde los sentidos hasta la técnica. Y es bueno ver que no
solo se detienen en la forma sino en el fondo, pues esta caja tiene algo que
decir; por lo tanto, crea interrogantes sobre la violencia de los seres y la
necesidad de volver a lo más esencial, a nuestro primitivo, a nuestro ser más puro,
no pretende ser una caja de respuestas si no una de interrogantes.
Y así terminó la temporada 2018 de La Caja; Charlotte Guisti y Mauricio Rueda, directores del grupo
Darte, quieren para este 2019 girar con este espectáculo, llevarlo a Lima,
Arequipa, Puno, Tacna, Bolivia y Chile. Siendo este un espectáculo de calidad
de Cusco, merece ser visto y compartido.
Miguel Gutti
Cusco, 2 de enero de 2018
1 comentario:
una de la cosas de las que me arrepiento tremendamente el 2018, fue no haber asistido a la propuesta de estos maravillosos artistas.
que la caja siga resonando.
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