martes, 11 de febrero de 2020

Entrevista: PILAR ASTETE


“Hay una receta mágica para traer público: trabajo”

“Yo siempre fui una chica muy tímida, me mirabas mucho y lloraba”, afirma sorpresivamente Pilar Astete, ganadora del premio de la encuesta propuesta por Oficio Crítico como la mejor actriz de reparto por su hilarante participación en Dra. Ana L. (2019). “Siempre quise ser actriz, pero no tenía el valor, me da mucha vergüenza y además, era bastante pobre”. Pilar se animó a contarle a su mamá que quería dedicarse a la actuación. “Me dijo que no tenía plata, que éramos pobres y que era obesa”, recuerda. “Un poco que me destruyó el alma, pero me dijo que era muy inteligente, que tenía un buen puesto en el colegio y que para qué estudiar tanto si iba a ser actriz”. Pilar reflexionó y se decidió a estudiar Educación Inicial. “Terminé toda mi carrera, pero en algún momento cuando estaba en segundo año, tuve un amigo que quería que le haga un aprestamiento a sus alumnos en San Juan de Lurigancho”. El joven pertenecía a un taller de teatro, dirigido por Ramón García. “Él estaba haciendo labor social ahí, ayudé a mi amigo y de tanto ayudarlo me aprendí la letra del personaje y Ramón me dijo que debería ser actriz.”

Primeros estudios

Pilar nunca antes había ido al teatro, por eso recuerda mucho la primera obra que disfrutó. “Era 1997, entré una ver una obra llamada Calígula contra proceso; eso me marcó, me enamoré del chico que había hecho de Calígula, fue una delicia de la vida”. Pero grande fue su sorpresa al descubrir que dicho personaje había sido interpretado por la extraordinaria Sofía Rocha. “Yo me la comí, pensé que era un muchacho, tenía una voz imponente; entonces me dije que yo tengo que hacer eso alguna vez en mi vida.” García le recomendó a Pilar ir al Museo de Arte de Lima, en el que había cursos económicos para estudiar Teatro. “No sé cómo hizo, pero me dieron media beca o algo por el estilo y acabé yendo a su clase”. Es ahí donde se entera de la existencia del TUC. “Yo no tenía ni idea del TUC, vivía en Barrios Altos, en una zona muy pobre, pero Ramón me regaló un prospecto, mi hermana me apoyó e ingresé”.

A la cabeza del TUC, cuando Pilar ingresó, estaban los destacados Willi Pinto y María Luisa de Zela. “Me marcaron en un sentido actoral cuartelero (ríe), pero me dieron una disciplina increíble, que me ha servido para todos los aspectos de mi vida; la ética, la disciplina, la puntualidad, el compromiso que uno tiene que tener.” Y es que el verdadero compromiso, a veces, es difícil de encontrar al 100%. “Es tener un compromiso de principio a fin, así no te guste, así la idea salga mal, la tienes que terminar; eso me marcó muchísimo y es lo que yo les enseñó a mis alumnos.”

Pilar salió del TUC, con comprensible temor, ya que no sabía qué hacer. “Mi hermana, que ya murió pero es mi ángel guardián, me avisó que había un Escuela de Talentos en Frecuencia Latina”, recuerda. “Fui súper tarde, en la segunda convocatoria, la cola ya daba tres vueltas a la manzana, pero en la puerta del canal había una chica de mi barrio y me hizo pasar y me inscribí." Previsiblemente, Pilar pasó la prueba y pasó a formar parte del mencionado elenco. “Fue lo máximo en mi vida, porque fui becada y tuvimos contrato de exclusividad por cinco años; una chica pobre como yo nunca lo había esperado, fue una alegría.” La mayoría de colegas de su promoción sigue en actividad, como Liliana Alegría, Gerardo Zamora, Giselle Collao, Mariela Zanetti, Pietro Sibille, Claudia Rúa y Marietta Tonsmann, entre otros. Y además, esa “obesidad” fue desapareciendo con los años. “Con ayuda del TUC fui perfilándome que hasta Acrobacia y Danza contemporánea he hecho con Mirella Carbone en la Escuela de Talentos y en algunos talleres con Morella Petrozzi”.

Maestros y aprendizajes

Uno de los maestros que tuvo Pilar fue el destacado Alberto Isola. “Yo tenía mucho miedo, pero Alberto siempre me decía que sea ‘naturalito nomás’; ustedes aprendan el texto; el texto es un pretexto, ‘naturalito nomás’, recuerden”, repetía siempre. “Decía que los actores tenemos la tendencia de ser histriónicos al hablar; con él aprendí que teníamos que ser lo más natural posibles, me volví más o menos ‘naturalita nomás’ (ríe); él hace mucho énfasis en la creación del personaje, de manera integral sin perder naturalidad”. Si bien Pilar asegura ser una actriz con inclinación al drama, le resulta extraño que la llamen para otro tipo de personajes. “Me llaman siempre para personajes estereotipados de p***, siempre me dan personajes cómicos; pero si yo no soy graciosa, yo soy seria.”

Asumiendo y procesando la situación, Pilar encontró una escuela en la que literalmente hizo de todo: La Divina, Escuela de Comedia, que duró dos años, con una sola promoción y funcionó a la par que Ketó, Escuela de Impro. “La currícula era extraordinaria, lástima que no funcionó, sabe Dios por qué; el director era Sergio París y ojalá algún día la vuelva a hacer”, refiere. “Aprendí todas las herramientas de la comedia, la comedia del arte, el bufón, el clown, stand-up, impro; me enseñó Pold Gastello, Grapa Paola y Paco Caparó.” Estos maestros le ayudaron mucho a Pilar a ir puliendo su talento, especialmente Paris y Caparó. “Sergio París es un tipazo como persona, como profesor es un tirano, es bien tosco; pero le doy mil gracias que haya sido así conmigo, porque cuando te vas por las ramas, no se entiende; y él era muy de centrarte, eso me gusta mucho y siempre se lo voy a agradecer." Además, refiere Pilar, Paris les tiene mucha fe a sus alumnos. “Y eso habla muy bien de él.” Sobre Caparó, Pilar asegura que tiene un “nosequé” que todo profesor debería tener. “Él personaliza su enseñanza, trata a cada alumno como debería ser tratado, le da lo que necesita, no tiene una clase estándar para todos, y siempre mezcla las enseñanzas con juegos en tono de sorna, de burla, pero entre broma y broma, la verdad se asoma.” Pilar asegura que con Caparó aprendió a amarse a sí misma. “Me enseñó a amar todos mis defectos y aceptarme así, todo el mundo me decía densa, porque era muy renegona, quería todo perfecto y él me decía que tenía que aceptar que era densa para que deje de serlo y dejé de serlo (ríe).” Actualmente, Pilar aplica casi el 70% de la enseñanza de Caparó en sus diversas clases, como coach ontológico y terapeuta en Constelaciones Familiares y Director Psicodramatista.

Experiencias en actuación y dirección  

Sobre el divertido montaje de Dra. Ana L. dirigido por Michael Joan, Pilar comenta que había conocido previamente a Joan años atrás en Ketó y posteriormente volverían a encontrarse en la temporada de Kontenedores en el verano pasado. “Me gustó mucho su trabajo, luego él me avisó que tenía un taller de creación y que no tenía espacio y yo le vendí el mío, Sobre Tablas, fui a su curso, enseñó lo que tenía que enseñar y al final, fuimos tirando temas para una muestra final y será que energéticamente todos necesitábamos algo sexual (ríe)”. La trama de Dra. Ana L. involucra a la sexóloga del mismo nombre y a una de sus terapias grupales. “Habían algunos chicos jóvenes que no habían hecho teatro, otros más viejos, un mago; así que empezamos a equilibrar y lo armamos, pero todos tenían personaje, menos yo.” Finalmente, se acordó que Pilar debía ser la asistenta de la doctora. “Fui la empleada metiche, pero elegante, y ahí le pusimos picardía y cosas; todos los chicos aportaron para la creación colectiva y el libreto lo hizo Michael, que es muy capo, es muy inteligente, buen actor, dramaturgo y gestor sobre todo.”

“Yo creo que lo más importante en un director es que sea honesto, transparente, respetuoso y tiene que ser directo, tiene que ubicar qué quieres tú como actor”, asegura Pilar. “Yo, como directora encuentro una línea media cada vez que trabajó con mis alumnos, es un proceso, es de menos a más: en la primera clase, les hago juegos, ejercicios de confianza y poco a poco los voy metiendo al ruedo; a la cuarta parte del proceso, les pregunto si están cómodos, si alguien tiene algún fastidio con la música, con la ropa, con los compañeros; si nadie lo habla, yo avanzó, pero siempre los estoy mirando, tengo mucho cuidado con eso.” Además, ya le ha pasado que algunos de sus alumnos cruzan esa línea que los separa de la dirección del taller. “Respeto a todos, hombres y mujeres, y me ha tocado trabajar, por ejemplo, en la UNI: una mujer como yo, de mediana edad y qué se me ve decente todavía (ríe) y esos muchachos de 18 a 25 años que están en toda la efervescencia… yo me agacho un poco más, y me están mirando las tetas o el trasero; mirar no está mal, pero hay que ser prudente.” El respeto entre profesora y alumnos debe mantenerse a toda costa. “Me tienen que respetar, porque soy su profesora, se tienen que respetar entre ellos; si no les gusta, los invito a que se vayan; tienes que ser directo honesto y transparente, siendo honesto no hay ofensa.”

La mística del actor y el esquivo público

“Pienso que el actor nace, no se hace”, asegura Pilar. “He visto procesos de mucha gente que tiene mucha técnica, pero les falta esa llama de adentro para ser actor; pero también debería tener lo básico: disciplina, responsabilidad y compromiso."  Evidentemente, no se trata de solo preguntar de qué trata el proyecto y cuánto se va a ganar. “Se está viendo la conveniencia, pero no tan al extremo; hay gente que acepta, porque no tiene nada más, pero sale algo mejor y lo deja; eso está mal, tienes que tener compromiso de principio y fin; así no te guste, te la bancas.” Y es que al final, lo único que tiene una persona y que nunca puede perder es su compromiso y su palabra. “Su ética, si eres una persona comprometida, tienes palabra.”

En los últimos años, se ha visto una peligrosa disminución de público en las salas. “Hay una receta mágica: trabajo”, sentencia Pilar. “Tienes que trabajar, yo he hecho puras obras pequeñas, en teatros pequeños, con público entre 60 y 80 personas y he tenido mis funciones llenas siempre.” Y esto sucede, porque Pilar asume su responsabilidad de llevar público a la sala. “Porque me desgañito, voy de un lugar a otro, con ofertas, hago mi trabajo; claro, me canso horrible, me da vergüenza a chorros, me fastidia harto, pero es mi trabajo.” Desde que tenía 17 años, afirma Pilar, sabía que no iba a percibir mucho dinero del teatro. “Y ahora, que soy gestora cultural, tengo que pagar prensa si quiero reconocimiento; si quieres que la gente vaya, tienes que tener gente que te ayude con la venta; el teatro no se va a llenar, porque tienes un premio o muchos contactos, ¡tienes que hacer tu chamba! Es difícil, pero no imposible.” Incluso para ir a las obras de teatro de los compañeros, Pilar forma un grupo para pedir un descuento en la entrada. “Voy encontrado mis estrategias.”

En el espacio en donde se presentó Dra. Ana L., solo entraban 55 personas. “Michael me decía que qué pasaba si la gente no viene; yo le digo que tenemos 10 actores, ¡cómo la gente no va a venir! Que cada uno traiga cinco, diez y así llenemos sala.” Pilar prácticamente obligaba a los actores a promover la obra. “Los chicos trajeron gente y si bien la producción fue colectiva, yo era la antipática, era la más realista, pero cada uno hizo su chamba.” Actualmente, Pilar tiene la responsabilidad de dirigir un colectivo teatral. “Creo mucho en las energías del universo, tanto quería un colectivo que apareció, se llama Colectivo 360, hicimos click y ahora los estoy dirigiendo.” En mayo será la temporada; mientras tanto, sigue como directora de Sobre Tablas en Barranco. “Somos tres socios, lo que nosotros queremos es abrirle las puertas a los que quieran hacer su obra o un curso-taller; ¡cuántas veces yo he querido hacer un curso, he tenido que pagar una millonada en a tener un espacio!” Por otro lado, tiene algunas propuestas en televisión; actualmente graba la novela Chapa tu combi y ya hace algunos años viene participando en las series de Del Barrio Producciones, como Señores Papis, Vacaciones en Grecia, entre otras; sin descuidar sus proyectos de labor social. “Siento que soy una bendecida de la vida, no soy famosa (todavía), pero sí soy muy famosa con la gente con la que hago obras de bien social.” Pilar se muestra muy agradecida por el reconocimiento de Oficio Crítico. “Fue la experiencia más maravillosa de mi vida, no sabes cómo agradezco a Oficio Crítico que se haya fijado en mi trabajo y en las palabras tan bonitas que tuvieron para mí”, finaliza.

Sergio Velarde
11 de febrero de 2020

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