sábado, 11 de mayo de 2024

Crítica: LA VERDAD DE FREUD


Ellos también están aquí

Un psicólogo y su paciente se encuentran en el escenario, mientras alrededor hay dos intérpretes que permanecen en silencio e inmóviles. La energía aún es pequeña, la conversación permanece en un solo nivel. Llega el punto donde se rompe la quietud y es cuando aparecen “Ello” y “Superyó”. Interesante ruptura que se da al iniciar el movimiento de los intérpretes petrificados; ambos manejan muy bien su cuerpo y la transformación de la energía, mientras “Ello” está dominado por lo instintito, “Superyó” busca la perfección: los dos personajes utilizan muy bien su comunicación verbal y no verbal.

El conflicto se va desarrollando, la actriz que interpreta al “Yo” (mejor dicho, que es la manifestación del “Yo”) crece cuando “Ello” y “Superyó” aparecen, sus reacciones cobran urgencia, su texto es más real y manifiesta verdad. La trama es recurrente, pero la forma en que ha sido abordada es muy dinámica y divertida, la presencia y no presencia del “Ello” y del “Superyó” dan un buen ritmo a la obra, que se siente muy divertida durante todo el trascurso.

La voz que utiliza el “Superyó” va acorde con su corporalidad, permitiendo que su musculatura adopte una expresión peculiar a su naturaleza, sus movimientos son contenidos y durante toda la obra la interpretación se mantiene en un buen punto. Mientras tanto, “Ello” utiliza movimientos más laxos y se deja llevar por el erotismo y la pasión; considero que la elección de ambos intérpretes ha sido adecuada, porque su fisonomía permite imaginar la encarnación de ambos estados de la conciencia. La elección del vestuario también permite una lectura subjetiva, una interpretación que va más allá de lo que se dice, facilita que los desplazamientos dibujen expectativas y deducciones dentro de cada conciencia.

Hubo un intérprete que llamó particularmente mi atención, realizó muchos personajes que hacían de hermanos y trabajadores de la madre de “Yo”; dicho actor supo manejar la transformación corporal y dosificar su energía de acuerdo al rol que iba interpretando, aparecía en los momentos precisos y refrescaba al espectador; de por si la obra no fue pesada, pero la aparición de este intérprete funcionaba como un acelerador del interés, los espectadores ya estábamos conectados dentro de lo que sucedía y su aparición aumentaba el interés, hubo un muy buen manejo del texto y de la caracterización.

El personaje de la madre estuvo un poco inconsecuente con el texto, pero supo manejarlo a pesar de los diversos tropezones verbales que tuvo, nunca perdió la ilación de la historia y mantuvo el carácter de su personaje, haciendo parecer que todo está saliendo como lo planeado. El actor que caracterizó al amigo de la madre funcionaba bien en sus momentos, aparecía para equilibrar el volcán que sucedía entre “Ello”, “Yo” y “Superyó”, era como gotas de lluvia refrescando el incendio en los ojos.

La actriz que interpretó al “Yo” anduvo entre las distintas plasticidades del personaje, sabiendo encajar con la interacción de los otros actores, manejando la energía del espacio de acuerdo a lo que sucedía y acoplándose a lo que sus compañeros de escena le otorgaban. El personaje del psicólogo, al principio, lo sentí un poco pasivo, con poca verdad, pero en su segunda aparición cuando “Yo” se libera de “Ello” y “Superyó”, cobró un poco más de reacción y estuvo presente en lo que sucedía.

El final fue inesperado, a veces la mente espera muchos sucesos, pero en esta ocasión después de la pequeña pausa que nos tomamos, que fue muy necesaria, para presenciar la última parte, observamos un desenlace que concretó el buen trabajo realizado por todo el equipo.

La obra está bien dirigida, hay dinamismo en el transcurso, las luces están bien usadas, algunas descoordinaciones en el sonido, pero nada que haga perder la valía de la interpretación y de la atmósfera creada. El escenario es simple, pero nos transporta a un buen lugar, nos hace sentir en un apartamento que no tiene ascensor para llegar y que se encuentre, de paso, en el último piso.

Moisés Aurazo

11 de mayo de 2024

2 comentarios:

Francisco Holguin dijo...

Muchas gracias por haber estado!

Orson Misael dijo...

Gracias Sergio por acompañarnos el día del estreno.