Celos y traición tras bambalinas
Las incidencias dentro de los ensayos y estreno de una obra
teatral no dejan de tener interés, incluso para aquellos ajenos al mundo de las
artes escénicas. Muchos espectáculos han salido airosos al presentarnos algunas
facetas de la creación teatral, como la injerencia de la dirección sobre la dramaturgia
del espectáculo, en Al pie de la letra;
las vicisitudes de nóveles actores en formación para presentar su obra, en Mi primer montage; o el estreno de
piezas teatrales en lugares poco convencionales, en Frenesí. En esta ocasión, El
suplente, escrita y dirigida por Miguel Ángel Zegarra, aborda un aspecto
poco conocido, al menos en el ámbito teatral independiente, como lo es la
presencia de actores suplentes en un montaje y sus deseos de alcanzar la fama.
Y es que no se estila en nuestro medio trabajar con
suplentes; incluso, ante alguna eventualidad se cancela la función (o la
temporada) o se busca un reemplazo de último minuto. Sin embargo, en otras
latitudes sí es cosa común, por lo que no resulta difícil el imaginar el
escenario de esta pieza de formato breve presentada por Nocturna Producciones, en
el marco de la temporada de Piso 1. De manera ingeniosa, el público espectador
está ubicado detrás del telón, en donde dos actores, el titular y el suplente,
tienen una violenta discusión, cuando el segundo pretende subir de jerarquía y
estrenar él la puesta.
En escasos quince minutos, Zegarra no tarda en arrancar el
drama, sirviéndose del talento de los dos intérpretes (Duncan Torres y Ralph
Günther) para hacer creíble esta historia breve de celos, frustración, envidia
y competitividad, quien bien podría aplicarse a cualquier ambiente laboral.
Aunque es bien sabido que los artistas tienen muchas veces su sensibilidad a
flor de piel. El suplente mantiene el
buen ritmo y el interés durante su ejecución in crescendo y nos muestra aquel lado oscuro del quehacer teatral:
cuando nuestras metas más anheladas se cruzan con los egos inflados, dentro de
un medio en el que no necesariamente existe igualdad de oportunidades. Y es que
suplente es suplente, porque quiere (¡!).
Sergio Velarde
28 de enero de 2024
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