lunes, 28 de noviembre de 2022

Crítica: CACHORRO ESTÁ PEDIDO


Los mares piden justicia

En primer lugar, debo resaltar la gran transformación del Teatro Ensamble, ahora Quilla, pues ha virado claramente a ser un teatro con sello de elegancia. Personalmente quedé sorprendido por la reinvención del local, donde ahora te recibe una persona en la puerta con traje de etiqueta y el lugar parece un hotel con estilo vintage. Estos nuevos detalles son muy amigables, pues daba la impresión de que uno estaba asistiendo a un evento importante, como una exposición de arte contemporáneo o una recepción en una embajada. La espera para entrar a la función fue breve y la asistencia del público abrumadora.

Al principio pensé que Cachorro está pedido se trataba de una secuela ficticia del famoso libro de Mario Vargas Llosa, Los cachorros (1967), donde también se habla de violencia y vidas de escolares, pero en un ambiente socioeconómico totalmente diferente. Ignoro si la dramaturga Gimena Vartu se inspiró en esa obra peruana. Menciono este detalle, porque desde hace unas semanas vengo preparando un montaje virtual sobre una obra de Gustavo Ott y con mi compañera de trabajo siempre reflexionamos acerca de que la magia del teatro es muy diferente a la narrativa. Muchas veces es necesario hasta leer en voz alta dos o tres veces un libreto con otros compañeros para poder entender una obra, como las de Ott, Brecht, Chéjov u otros. Vartu es una artista que tiene libros de narración y poesía muy interesantes y es de felicitar que también escriba teatro. De hecho, es su segunda obra, después de Plebeyo (2021) y ella fue ganadora del Premio Nacional de Nueva Dramaturgia 2016.

Por otro lado, las actuaciones fueron estremecedoras. Lo más resaltante de la noche es que los actores nunca paraban de generar emociones propias de los ambientes de violencia de la historia. Creo que lo más importante es que la obra nunca dejó de ser un drama, a pesar de algunas escenas con actitudes y lenguaje lumpen que se prestaban para el humor, pero se notaba que el elenco se esforzaba para que el público no olvidara que está viendo un problema social muy presente. Felicitaciones a todos por esto.

La escena más potente y donde ninguno de los actores quedó sin demostrar su presencia escénica fue durante el momento del tiroteo. Luis Miguel Yovera y Alexandra Garcés se enfrentan a duelo con lenguaje lumpen y desafiante, con el fin de eliminarse mutuamente por la revelación del crimen. Garcés me hizo recordar al personaje de La Loca que representó muy bien Kelly Estrada en el reestreno de Un misterio, una pasión (2018). Esos minutos fueron tan fuertes y realistas que me dejó anonadado.

Aunque quien resaltó más fue Miguel Dávalos (Cachorro) como el protagonista, debido a que su personaje pasa de ser un inocente y estudioso niño víctima de su destino mortal a desafiar a sus enemigos sin miedo a la muerte. Durante esta última escena fue muy realista la sensación de entereza de carácter del personaje y su voz, con dicción clara en todo momento. Se notó un trabajo profesional de parte de todos, aunque Dávalos destacó. Olga Acosta y Edwin Chino Lam también brillaron en las escenas donde se revela la tragedia de Cachorro.

Adicionalmente, se puede mencionar que la utilería y la escenografía fueron muy realistas. El detalle de poner al centro del escenario un colgador de ropa donde se ponían una serie de elementos asociados a la tragedia de Cachorro fue muy conmovedor. Como crítica negativa, indicaría lo poco necesario del uso del cigarrillo real durante varias escenas, pudo haberse resuelto de otra manera, para no incomodar a los espectadores en la primera fila.

Finalmente, afirmo que Cachorro está pedido, dirigido por Miguel Seminario, es un montaje que destaca por ser realista y dejar una sensación emotiva muy fuerte en el público. Una problemática social y una historia desgarradora abordada de una manera limpia, clara e impactante. Las actuaciones generan una sensación de auxilio y logran empatizar con el púbico. Felicitaciones a la dramaturga, pues aparte de dedicarse a la narrativa y poesía, también lo hace en el teatro. No es muy común el diálogo con esas otras expresiones artísticas en el medio.

Enrique Pacheco

28 de noviembre de 2022

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