De la pantalla grande al escenario
Podría afirmarse que el cine y el teatro se unieron un poco
más en tiempos de pandemia. El cierre de salas teatrales produjo una migración
masiva hacia los medios audiovisuales. Y cosa curiosa, superadas hoy las
restricciones sanitarias, el llamado “teatro virtual” o “teatro tecnomediado”
parece haber desaparecido. En todo caso, muchos de los recientes espectáculos
teatrales presenciales aprovechan la proyección de videos en escena, tanto
grabados como en vivo, para enriquecer sus propuestas. Valen estas apreciaciones
para reseñar el último proyecto del interesante dramaturgo y director Leo Cubas
en la Asociación de Artistas Aficionados, titulado La película que nunca hicimos, una curiosa puesta en escena que
pretende juntar ambos formatos con muchos aciertos por señalar.
Producida por la Asociación Cultural Manada, la obra inicia
desde que ingresamos al recinto y vemos “calentando” en el escenario a los
cinco actores que nos contarán la historia, una que enfrenta en un bar a dos
directores de cine por un hecho terrible ocurrido en el pasado, en su antiguo
barrio del Callao. Sugerente el hecho de no saber (al menos al inicio) cuál de
los directores está narrando los sucesos, que los involucran a ellos mismos y a
un trío de amigos más, todos abrumados por la recesión y los problemas
familiares; la única salida viable para ellos (el robo de una casa) será
justamente la que ocasione la tragedia. Cubas dibuja personajes bien definidos
y los intérpretes Augusto Gutiérrez, Brian Cano, Paulina Bazán, Luis Miguel
Yovera e Ivi Cordero lucen todos convincentes y carismáticos.
La historia se sigue con interés, alternando presente y
pasado de forma intermitente, y se va generando el suspenso de manera
dosificada. Acaso los cortes para volver una y otra vez a la larga conversación
en el bar pudieron haberse resuelto grabando dichas escenas, o al menos la
mayoría, para no dilatar en exceso la duración de la puesta. Sin embargo, la misma
trama y la intensidad de las actuaciones le otorgan mucha fluidez al resultado
final. La película que nunca hicimos no
solo es un estimable experimento de fusionar el cine y el teatro, es un sólido y
conmovedor drama con pinceladas de humor, que retrata la difícil situación que
se vive en las zonas marginales y de cómo la amistad se alza como la única arma
que se cuenta para salir adelante.
Sergio Velarde
3 de noviembre de 2022
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