Hilarante obsesión
No cabe duda que el dramaturgo y director Jorge
Pecho goza de una fecunda pluma, la cual nos transporta a historias tan
fascinantes como hilarantes. Esta vez, su más reciente trabajo narrativo y escénico,
Tintamanía, no fue la excepción, pues
nos plantea la curiosa reunión entre un ilustrador sin inspiración (dependiente
de ansiolíticos) y una prostituta, siendo ella quien lo llevará al límite (con
juegos de seducción, amenazas y revelaciones), con tal de lograr que él termine
un dibujo que debe entregar sin demoras al día siguiente.
Los roles recaen en Viviana Pereyra
(Camille) y Johan Escalante (Héctor), quienes conforman una dupla correcta, salvo
algunos momentos de extrema energía, sobre todo al inicio en el personaje
trabajado por Escalante. Ahora bien, bastante cuidada y acertada la puesta en
escena, conformada por el juego de luces; los dibujos plasmados en papelotes
blancos que hacían referencia a una sala, combinados con elementos realistas
como el mueble y el escritorio, los cuales iban acorde a la temática y al desenfreno
que proponía la historia que fue albergada en el íntimo espacio del Teatro
Esencia de Barranco.
Tintamanía fue un peculiar e hilarante espectáculo producido por Valeria
Ortega en coproducción con “La Tangente producciones”, el cual tocaba temas cotidianos
como el bullying, la obsesión, la venganza y el cuestionamiento entre el bien y
el mal; dando un giro inesperado hacia el final, en donde el dibujo cobra especial
relevancia, en esta historia cargada de misterio y humor negro, que nos lleva a
reflexionar acerca de nuestra capacidad de sanar para dejar atrás el pasado que
pudo habernos lastimado.
Maria
Cristina Mory Cárdenas
25 de agosto de 2022
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