Hermandad y desamparo
Conforme avanzan los meses en medio de la crisis sanitaria,
poco a poco y tímidamente, algunos teatros vuelven a levantar sus telones. Y es
que la virtualidad, sus plataformas y herramientas vienen generando una gran
cantidad de proyectos escénicos pregrabados y editados, y cada vez más alejados
de la verdadera esencia del Teatro. Ya inclusive el presentar las puestas en
vivo genera un enorme riesgo debido a la conectividad, así que al recurrir a la
grabación se entra de lleno en el campo televisivo o cinematográfico. Pues
bien, vale esta apurada reflexión como introducción al último montaje del joven
actor, dramaturgo y director Álvaro Pajares, quien no solo se animó a presentar
su puesta virtual en vivo, sino que además mantuvo en todo momento las
convenciones teatrales, quizás para ir preparando a los espectadores para el
próximo regreso de toda nuestra comunidad en pleno a las temporadas
presenciales.
Girasoles de algodón y
el peligro de estar vivos, proyecto nacido de un laboratorio de
entrenamiento teatral a través de la creación colectiva, es básicamente una crónica
de amor fraternal. Dos hermanas, viviendo bajo un mismo techo con su severa
madre, deciden abandonar su hogar e intentar sobrevivir solas en medio de la
peligrosa ciudad, lejos del cuidado materno. La convivencia y por supuesto, la
supervivencia de ambas (una de ellas, menor de edad) darán pie a las grandes
lecciones de vida que aprenderán, así como a fortalecer su relación. La
historia sabe sortear los terribles peligros urbanos que acechan sin descanso a
las hermanas echando mano muchas veces de la buena suerte, encontrando en su
aventura a ciertas personas que las ayudan desinteresadamente y que nos devuelven
la esperanza en el género humano.
Pero si bien Pajares nos ofrece una puesta bien escrita y
ejecutada, es la forma de contarla lo que llama la atención. Todos los
acontecimientos narrados ocurren en una habitación convertida en escenario, con
las actrices Majo Bueno y Nicole Nalvarte, vestidas de negro y utilizando
contadas prendas para interpretar los diversos papeles, incluida la madre. El manejo
de cámaras, que incluye una cenital, permite la fluidez de la trama, mientras
que ambas actrices consiguen un excelente trabajo interpretativo en conjunto. Girasoles de algodón y el peligro de estar
vivos es un ameno y valioso relato de hermandad en medio de los peligros
del día a día, pero también es un recordatorio de las enormes posibilidades de
las convenciones teatrales que nos esperan cuando regresemos, muy pronto, a los
espectáculos presenciales.
Sergio Velarde
28 de agosto de 2021
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