La energía de la masculina femineidad
Función 19/10/19
Muchos actores, al ser designados para
asumir el reto de componer un personaje femenino, caen en el lamentable
referente del amujeramiento de gestos cliché y movimientos amanerados que toman
de los llamados sissy o fagot. El interpretar un rol femenino para los varones
lo convierte en energía extra cotidiana. Desde los inicios del teatro y con
mayor fuerza en el teatro isabelino, que es una de las principales referencias documentadas
en la dramaturgia, es que llega a nosotros que siendo adolescentes o muy jóvenes
actúan como mujeres y en el teatro de Tirso de Molina, las mujeres asumen roles
masculinos, de repente en contraparte para empoderarlas en el teatro. Siempre
hay un interés por parte del público al ver transgredir los géneros en escena.
Lastimosamente, en el teatro isabelino y español no hay referentes amparados en
la nueva arquitectura corporal para una técnica actoral en la composición de
personajes femeninos, que sí la tiene el teatro Kabuki y con mayor
preponderancia, los hombres que interpretan personajes femeninos denominados
“Onnagatas”.
En este montaje, Pietro Sibille y Pablo Saldarriaga
hacen una gala de improvisación y frescura en la composición de sus diversos
personajes, haciendo del juego de roles una versatilidad escénica, tomando como
base los diversos clichés y los reinventan. No es solo una postura para cada
personaje, es también la energía; si no hay eso, el cliché sigue siendo un
“cliché” y no trasciende. Ellos tienen esa capacidad construida/innata. Hacen
del accidente, el punto de partida para la creación escénica, improvisando y lo
más importante es que siguen la línea dramática, a-temporizando lo que conviene
dramatúrgicamente para retomar el libreto, esto pasa repetitivamente y debería
dosificarse.
El grave problema que tiene y que es muy
notorio, es cuando ambos están fuera de escena y aún no han logrado el cambio
de vestuario flashmente. El montaje está fluyendo y hay una interrupción,
teniendo escenario vacío, a veces para salvar la situación, hablan desde
bambalinas sin llegar a ser una voz en off. La visión del director debería
hacerse presente para transformar esos momentos, así como también redefinir los
endebles biombos con formas diversas para recrear el espacio escénico. Los
trucos de aparecidos/desaparecidos son develados antes de su realización y
pierde todo su encanto. El excesivo uso del humo hace que algunas personas se
retiren del recinto teatral.
Este montaje está basado en el compromiso
de ambos actores en escena, es una lección de buen “impro” y salir del apuro,
así como también de una buena técnica actoral para la comedia que muy pocos lo
logran.
DRA. FERNANDA
21 de octubre de 2019
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