Entrañable homenaje capitalino
Caer en el estereotipo resulta muy fácil para un escritor al
que le falla la inspiración. Los casos de puestas en escena con escritores que
escriben sobre escritores en sequía creativa abundan; es necesario entonces,
inyectarle una generosa dosis de ingenio para sacar algo nuevo del sombrero. Un
par de casos recientes, como Todos mis miedos (2016) de Nahuel
Cano y Esteban Bieda y De aventuras (2018) de Gracia Morales, se
las ingeniaron para sacar adelante sus historias. Por su parte, en el Teatro de
la AAA, viene presentándose en sus últimas funciones Magia en una Lima de noche,
premiada pieza escrita y dirigida por el joven artista Javier Merino, que nuevamente nos
presenta a un dramaturgo en crisis, tanto personal como creativa, pero dentro
de un limeñísimo contexto que enriquece una puesta en escena disfrutable, a
pesar de sus casi dos horas de duración sin intermedio.
Merino consigue resultados favorables en los dos planos en
los que organiza su montaje, a pesar de lidiar con varias ideas trilladas: por
una parte, el dramaturgo Federico (grata revelación de Christian Suito) tiene
problemas en su tirante relación con su novia Andrea (Mafer Mejía), hasta que
conoce a su hermana Isabel (Daniela Feijoó), con quien inicia una previsible love story; mientras que por el lado
creativo, se le aparecen desde el público los fantasmas de Sebastián Salazar
Bondy y Lucha Reyes (entrañables y convincentes José Dammert y Jackeline Felipe,
respectivamente), quienes armarán (literalmente) la jarana en escena, mientras
que se sorprenden con los cambios que le han ocurrido a su Lima de antaño. Y es
acaso en este punto en donde reside la “magia” de la propuesta de Merino: con
una apabullante sencillez en su dramaturgia, logra conectar ambos planos con
un equilibrado sentido del humor, en el que la “Lima, la Horrible” deja de
serlo al menos, por un tiempo.
Ganadora del Concurso Nacional de Dramaturgia organizado por
la Municipalidad Metropolitana de Lima 2018, la puesta de Merino nos ofrece una
cálida mirada hacia nuestra ciudad, con un particular sentido del humor, tanto
en las situaciones como en las actuaciones (notable el encuentro de Isabel con
los “padres” de Federico) y un par de agradecidas canciones con música en vivo,
a cargo de David Arevalo, Michael Magan,
Giancarlo Tacza. Algunos de los graves problemas que enfrenta nuestra ciudad,
como la falta de empleo, son retratados con estilo por el personaje que
interpreta sin tacha Santiago Sime. Magia en una Lima de noche escapa felizmente
del estereotipo, valiéndose de esta recurrente historia del escritor sin inspiración para
presentar un inspirado homenaje a nuestra maltratada ciudad con una “magia”
particular que solo el teatro puede conceder.
Sergio Velarde
21 de julio de 2019
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