Primavera del pudor
¿Qué es la moral? ¿Qué hace ético un acto? Cada
generación, cada sociedad construye sus valores sobre lo correcto o incorrecto,
cualquier ruptura de estos se traduce en una palabra: transgresión. Uno de los
aspectos que más ha marcado debate, censura, crítica o conservadurismo en las
sociedades modernas desde el siglo XIX es la temática del sexo, y esto es,
precisamente, lo que aborda el dramaturgo Frank Wedekind en su momento. Despertar
de primavera (Frühlings Erwachen, 1891) fue escandaloso en la Europa de inicios
del siglo pasado. Su estreno marcó un hito en 1905 y selló el estilo que
describiría al autor: vanguardista del teatro expresionista (1). La historia
gira en torno a los despertares sexuales en jóvenes adolescentes en una
sociedad donde la moral es la represión y el pudor, la regla.
La Compañía de Artes Escénicas es un
colectivo muy joven que conduce Fernando Barrs desde hace un tiempo y emprendieron
con el estreno de este clásico de Wedekind con el joven artista en la dirección
y producción. Las actuaciones estuvieron a cargo de Yasmine Incháustegui, Gian
Paul Miranda, Javier Deza, Sandra Mendoza, André Portugal, Liz Roggero, Lorenzo
Pérez, Alessandra Carrasco, Iris Zevallos y Alonso Pérez-Albela, quienes
encarnaron a diversos personajes durante el montaje. El desempeño de los
actores en el escenario fue muy destacable, sus actuaciones transmitían el
contexto que querían explicar: la represión. Resaltaron, en el papel de Wendla, Incháustegui;
y como su sobreprotectora madre, Mendoza. Además, un elemento muy positivo de
la presentación fue la vestimenta de los personajes, donde destacaron la
textura y el color muy característico de aquellos años. También las luces usadas
durante la presentación, así como la música, fueron muy precisas en los
momentos de mayor tensión, de revelaciones o cuando se resaltaba un personaje
en una escena determinada. En ese sentido, se puede concluir que estéticamente
el montaje fue muy bueno.
Por otro lado, a pesar de que las
interpretaciones fueron muy claras y todos los actores, en general, transmitieron
las emociones de los personajes, la narración de la historia en muchos momentos
del montaje se volvió algo densa y por momentos, confusa. Se proponen en escena
muchos temas controversiales para esa época, como el suicidio, el sexo precoz,
la homosexualidad y esto convirtió a la historia en una realmente potente. Las
escenas fueron muy fuertes y profesionalmente trabajadas, pero dio cierta
sensación de que luego de estas, no hay una historia después. Hay secuencias
que por momentos no parecían tener conexión una con la otra e implica mucho
esfuerzo por parte del público el entender la continuidad. Creo que, si se
hubiese profundizado o desarrollado la historia en una sola temática, por
ejemplo, el sexo precoz como lo sucedido con el repentino embarazo de Wendla,
habría hecho más interesante la historia y no tan densa. Esto se refleja en la escena
final, en donde Melchor (Miranda) llora y hace un monólogo muy conmovedor
frente a la tumba de su amada. Fue realmente potente, casi una obra en sí misma,
que marcó un gran final para el montaje. Además, la luz azul oscura y la música
generaron una escena en donde el dolor y la muerte fueron muy bien
transmitidos.
Despertar de primavera fue un montaje que
aborda la transgresión de la moralidad contextualizada en la Europa central de
inicios del siglo pasado. La moralidad que plantea ya no es un tabú
contemporáneo, pero como indica la información del montaje, se trata de una
versión libre. En ese sentido, habría sido interesante una versión de la obra
donde se cuestione esta, pero con temas más actuales como el aborto, que sí es
un tabú aún en debate en muchos países como Perú. Pero, de todas formas, el
montaje es recomendable si es repuesto. Estuvo en corta temporada en la
Asociación Cultural “Campo Abierto” de Miraflores.
Enrique Pacheco
23 de julio de 2019
(1) Enciclopedia Británica. Frank Wedekind
No hay comentarios:
Publicar un comentario