La grandeza de una amistad
El Museo del Guggenheim en Bilbao, España
es la inspiración de la obra de Alejandro Ricaño, dramaturgo mexicano y
profesor en la Facultad de Teatro de la Universidad Veracruzana, la misma en
donde estudió el famoso actor internacional Damián Alcázar. Más pequeños que el
Guggenheim aborda la complejidad de la amistad y la lealtad entre un grupo de
personas: dos amigos y dos coyunturales personajes que les acompañarán en su
sueño: hacer teatro. En Perú, el montaje ya ha sido llevado al escenario en
otra ocasión por el grupo de teatro Molinos de Viento (2014). En esta
oportunidad, cuenta con la dirección de Ximena Arroyo y Haysen Percovich y las
actuaciones de César Ritter (Gorka), Alonso Cano (Sunday), Armando Machuca
(Jam) y Juan Carlos Pastor (Al).
Ir al nuevo Teatro Julieta es realmente una
experiencia extraordinaria, con una estética muy a lo “Broadway”. Han montado
un escenario muy lindo, que promete ser un espacio acogedor para cualquier
montaje como este y hay que reconocer el esfuerzo de la organización para
ordenar el ingreso del público. El montaje no es una obra original, por lo
tanto, solo correspondería comentar aspectos estéticos de la obra. Lo más
importante es que se trata de una adaptación muy fiel al libreto original de Ricaño,
donde se destaca una escenografía minimalista, en el sentido de que son pocos
los elementos que se usan sobre el escenario: un teléfono, un par de sillas, un
asiento grande, una mesa, y una pantalla sobre el fondo de la pared, para
ambientar tiempos y contextos durante las escenas. Estos pocos elementos son reciclados
en diferentes situaciones del montaje de una manera interesante, pues se usan
muchas veces, sobre todo el asiento grande en el centro del escenario. La
dirección añadió cierta creatividad, como por ejemplo, que los actores aparezcan
y desaparezcan desde el público; además de la adaptación a un lenguaje
criollo-irónico peruano, que generó muchas risas entre el público.
Las actuaciones son muy claras; los actores,
muy profesionales, pero quien destacó por su histrionismo fue Cano, quien
representó con mucha empatía a Sunday: su personaje demuestra su experiencia en
la técnica del stand up comedy. Actores como Ritter tienen mucha experiencia en
la comedia, tanto en la televisión como en el cine; esto le ayudó a que Gorka,
quien representa al amigo fiel pero tonto, que le es imposible tener fuerza de
voluntad para planificar su futuro. Las luces están bien sincronizadas, dejando
una muy buena sensación desde el punto de vista estético.
Es muy interesante el simbolismo detrás del
título del montaje: nuestra existencia es como el Guggenheim, el museo que se
caracteriza por los espejos y da una sensación de pequeñez en el mundo, lo cual
nos lleva a reflexionar sobre la importancia del momento presente y de la amistad.
Más pequeños que el Guggenheim es una comedia muy recomendable para todo
público, debido a la manera interesante como nos lleva a repensar nuestra vida
en la actualidad. Actualmente está en temporada en el nuevo Teatro Julieta en Miraflores.
Enrique Pacheco
23 de julio de 2019
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