lunes, 1 de julio de 2019

Colaboración regional: JULIO VALDIVIA


El siguiente paso

El futuro es algo que no tiene hora de llegar, así que nos preguntaremos sobre el mismo. Julio Valdivia Durand es, desde el 2015, director del elenco de teatro universitario de la Universidad Nacional de San Agustín y en esta oportunidad, comparte con nosotros una pregunta básica sobre el teatro en Arequipa.

¿Cuál es el siguiente paso?

El teatro en Arequipa ha tenido en los últimos años bastante crecimiento en cuanto producción teatral se refiere, es decir, hay muchas más obras. También han aparecido nuevos grupos, que tienen un trabajo que se sostiene a través del tiempo. No es lo mismo un grupo que aparezca, ponga una obra y no vuelva a hacer nada en diez años, a un grupo que ponga por lo menos una obra al año.

El incremento ha provocado que haya más personas dedicadas a la dirección, a la actuación, y en menor medida, a la producción, que de entre los tres es el grupo menor: la producción es un aspecto dentro del teatro en Arequipa que se ha descuidado demasiado. El productor es un elemento importante en el teatro, él es el encargado de que haya una temporada, que a los actores se les pague y que la temporada no sea una pérdida, para que los grupos no aparezcan y desaparezcan deben tener productores.

En general, el teatro en Arequipa ha crecido, pero no es un crecimiento que se da por primera vez. En la ciudad ya ha habido otros momentos en los que ha crecido la producción teatral y han aparecido grupos; pero, ¿qué tiene que pasar para que no sea flor de un día? Para que no haya una ebullición del teatro y luego se desinfle -como ya ha pasado- el teatro tendría que empezar a institucionalizarse; es decir, que existan instituciones dedicadas al teatro.

Puedo hablar desde la experiencia del Teatro Universitario de la UNSA (TUNSA), que para este tema es un buen ejemplo. El TUNSA tiene más de cincuenta años de labor constante y continua, pero esa existencia se ha desarrollado gracias a que el TUNSA está institucionalizado. El TUNSA es una institución dentro de la Universidad Nacional de San Agustín y eso le da un respaldo. Ese es el ejemplo claro que cuando el teatro está institucionalizado es posible que no desaparezca.

En Arequipa eso es complicado por muchos motivos: primero, porque no existe una escuela de arte dramático -a pesar que La Universidad la Salle ha abierto el conservatorio de teatro, y la escuela Carlos Baca Flor tiene una especialidad de teatro en su rama de pedagogía artística- fuera de esos dos esfuerzos, hace falta en Arequipa una escuela de arte dramático de la cuál uno salga con un título profesional de actor. No existe una escuela de artes dramáticas en Arequipa ni en otra ciudad del Perú que no sea Lima. Pasa que en Lima uno sale de una escuela con un título de actor y tiene que dedicarse a actuar, porque es lo que ha estudiado cinco años, es tu carrera.

En Arequipa, los actores y las actrices no son profesionales, al igual que los directores y los productores. No hay una profesionalización, ya que no existe una institución que haga posible aquello. Se llega a un punto en el que ya no es posible avanzar o se vuelve mucho más difícil; si bien es cierto, el actor puede lograrse mediante la práctica y el hacer escénico, hay cosas que en la escuela se te facilitan de una manera muy grande. Lo que yo he demorado en aprender quince años se puede aprender en cinco años de estudio.

El hecho de que no haya profesionalización en Arequipa, provoca que sea difícil avanzar. Llega el punto en que los actores empíricos, como yo, ya no encontramos la herramientas necesarias para forjar un camino propio, herramientas que tendríamos si existiría una escuela.

Además de la escuela, deberían existir otras instituciones. En Lima, por ejemplo, está el Teatro La Plaza, que es una empresa dedicada a lo teatral, es una empresa formalmente constituida. Ellos, como empresa, por estar institucionalizados de esa manera, están obligados a producir teatro, y no solo eso, están obligados a tener actores, directores y productores pagados; nace alrededor de ellos una dinámica teatral-empresarial que no existe en Arequipa.

Es necesario que existan todo tipo de instituciones dedicadas al teatro, que puedan cubrir todos los huecos, ya que el teatro es muy amplio. No podemos pretender que todo sea de un tipo determinado (moderno, clásico, experimental, etc.).

Es necesario tener artistas, verdaderos artistas. El artista es aquel que hace, ve y sabe de arte. El artista se diferencia del resto de profesionales, porque debe preocuparse de ser una persona mucho más cultivada que los demás, por una simple razón: el arte es una reflexión sobre el ser humano, una interpretación y un reflejo de la realidad del hombre, pero si uno no está en la posibilidad de ver y traducir la realidad del hombre y de entenderlo junto con los fenómenos que lo rodean, entonces no será capaz de darle a esa lectura una interpretación, por lo que la expresión artística se dará de forma hueca. No tiene sentido realizar una obra de arte si no se dice nada. La gente, cuando vaya a ver una obra, debe salir con una pregunta o con una respuesta, pero no puedo formular preguntas y respuestas si no estoy enterado de nada.

El artista tiene que ser alguien preocupado por saber, por entender, por leer, por preguntar y por pensar. Pensar es algo que se ha perdido en este tiempo. La gente ya no tiene tiempo para pensar, y ya no piensa, simplemente se deja llevar. Pareciera que en el mundo de hoy, la verdad ha perdido su valor. Nos enteramos de verdades que en otro tiempo hubiesen generado mayor reacción social. Para decir lo más cercano, nos acabamos de enterar que una empresa durante más de veinte años ha coimeado a la mayoría de políticos peruanos, y no pasa nada. Nos acabamos de enterar de una gran verdad y eso no tiene ningún valor, no genera nada. Hay algo que está sucediendo y que está sumamente mal en la sociedad. Es deber del artista hacerse esa pregunta para que el hombre reflexione y diga: ¡Algo está pasando!

Si no hago nada, asumiré el coste de mi inacción.

Mauricio Rodríguez-Camargo
Arequipa, 1º de julio de 2019

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