Una relación tóxica
El grupo de teatro Llaqta trajo una
propuesta escénica del género comedia que satiriza un tema universal: el amor
en el matrimonio. “Abelardo y Eloísa en
el Infierno” fue escrita originalmente por Sergio Arrau, dirigida por Diego
La Hoz y que contó con las actuaciones de Noraya Ccoyure (Eloísa), Fernando López
(Abelardo) y Joseph Mendoza Andía (El amante).
En primer lugar, se debe mencionar que “Abelardo y Eloísa en el Infierno” se puede
catalogar como una propuesta brechtiana, por el uso de elementos que generaron
un efecto de distanciamiento muy evidentes durante el espectáculo. Por ejemplo,
en un espacio del escenario colgaron sobre las luces, un aro del cual se
desprendió una serie de auriculares de teléfonos antiguos, dando a una clara
alusión a un lugar donde los personajes se comunican no solo por teléfono, sino
que tienen recuerdos de eventos que no han sucedido. Además, al extremo derecho del escenario estuvo sentado sobre una
mesa llena de alcohol y libros, el personaje del amante italiano (Mendoza)
escribiendo cartas y tomando en simultáneo, mientras actuaban los otros dos
personajes. Este entraba en escena todo el tiempo, pero no estaba “actuando”;
sin embargo, sí participó en los recuerdos de Eloísa. Es imposible no dejarse
de preguntar qué es lo que exactamente hizo, lo cual dejó en intriga en todo
momento.
El montaje tuvo una duración de una hora y
media y consistió de un solo acto, en donde los tres actores estuvieron en
constante movimiento. Lo más resaltante de la producción fue la acción de los
personajes, ya que siempre estuvieron haciendo algo y esto, asertivamente, no
dejó espacio para perder la concentración del público en averiguar qué es lo
que estaba sucediendo. La acción dramática giró en torno a los intentos de
Abelardo para conseguir recuperar el amor de su esposa Eloísa, y luego de que
se sinceran sus sentimientos, se reveló una serie de episodios de infidelidad
que resquebrajaron la ya débil relación de 20 años.
Por otro lado, respecto a aspectos del
vestuario, se debe mencionar que este fue casual y poco colorido; no obstante,
la utilería, a pesar de ser muy básica, fue realmente muy efectiva para
transmitir significados. El elemento del aro con cables de teléfonos colgando fue
lo que más llamó la atención y generó interés. Se trató de una clara alegoría
a la comunicación, y esto al mismo tiempo se asocia con el significado del
montaje: la falta de comunicación como factor destructor de una relación
sentimental. La escena final terminó precisamente sobre este aro. Abordando
otros aspectos estéticos, la falta de música durante la obra dejó una sensación
de que hubiese sido muy necesaria para emocionar aún más; en los momentos de
más tensión de los personajes, esta habría sido muy conmovedora.
Respecto a las actuaciones, López destacó
por su habilidad para representar la ironía del personaje de Abelardo, además logró
transmitir en su lenguaje corporal la poca vergüenza de este frente a
situaciones que le encara Eloísa. Por otro lado, la actuacion de Ccoyure, como
una esposa indiferente a la infidelidad, fue clara. Finalmente, “Abelardo y
Eloísa en el Infierno” se trató de una obra que nos conminó a reflexionar
acerca de las posibilidades del amor ante el desgaste del tiempo en este mundo
contemporáneo. Estuvo en corta temporada en el Teatro de la Asociación de Artistas
Aficionados.
Enrique Pacheco
10 de junio de 2019
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