Los charcos sucios de esta sociedad
La Escuela Nacional Superior de Arte Dramático – ENSAD está
presentando Los charcos sucios de la ciudad, de la dramaturga peruana Mariana
de Althaus. Esta obra ya ha sido representada con distintos elencos y ha
trascendido fronteras. Esta vez, es Haysen Percovich –también actor- quien la
dirige.
La trama intenta desvelar las razones del suicidio de
Gabriel –interpretado por Flavio Giribaldi- frente a su novia Andrea –rol a
cargo de María del Carmen Sirvas- y por si fuera poco, Gabriel ha citado a sus
amigos para que sean testigos de su repentina partida. ¿Acaso Gabriel tenía asuntos
pendientes con cada uno de ellos? ¿Qué intenta decirles con esta “macabra
fiesta de despedida”?
Este montaje representa un viaje de culpas, remordimientos,
dudas, rabia y confusión frente a la muerte de un amigo, de un amor. En cuanto
al espacio, es cierto que la sala de la ENSAD es pequeña; sin embargo, la
armonía y precisión de los detalles –de la escenografía- dejaron de lado ese
punto. Ahora bien, los juegos de luces y musicalización permitieron que los
flashbacks fueran naturales y pertinentes.
Para un joven elenco, que destaca por la creación de personajes
individuales, con aplomo y verdad, en una puesta de esta naturaleza, es
importante darle vida al texto con interpretaciones genuinas, que no se
sobreactúe. Considero que se logró ver ese aspecto en la ejecución. De otro
lado, muy llamativas las intervenciones de Henry Sotomayor –como Juani- así como
Emmanuel Caffo –en el papel de “El Insecto”- quienes arrancaron varias risas al
público, a pesar de interpretar a los personajes más descarados y cínicos de la
historia. A su vez, Sirvas creó un personaje singular, real en todas sus
dimensiones. Otra particularidad, significó el vestuario y los looks, los
cuales reflejaban claramente las personalidades de los personajes.
Por otra parte, algunos diálogos originales fueron cambiados
para darle otro ritmo a la narrativa; no obstante, considero particularmente que
rescatar la versión original en la última intervención de Magda, cuando encara
y recrimina a Andrea, hubiera sido igual de válido.
Una obra definitivamente bien estructurada y direccionada,
no sorprende la acogida del público en sus funciones, de lunes a jueves hasta
el 17 de mayo. Es importante mencionar la audacia de la autora para adelantarse
a su tiempo (la obra se presentó en el 2001) y crear esta historia; un problema
social repetitivo con el pasar del tiempo –crisis de valores, falsas amistades
y lealtades frágiles, seres humanos perturbados, incapaces de enfrentar a sus
demonios, a sus problemas con valentía- ¿nos suena actual? Sin duda, los
charcos sucios de esta sociedad, al parecer no tienen cuando extinguirse. Y el
teatro nos lo recuerda, una vez más.
Maria Cristina Mory Cárdenas
2
de mayo de 2018
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