“Mujeres de Arena” de Ccalapata Teatro
"Mujeres de Arena", una obra de teatro documental, relata
historias de violencia contra la mujer sucedidas en Ciudad Juárez. Esta obra es
cruda, como cruda es la realidad que denuncia: cuatro mujeres víctimas de
abuso, violencia e impunidad, lo que se agrava con la nula capacidad del Estado
en protegerlas, o por lo menos, de resolver sus casos y darle así tranquilidad
a sus familias. Desapariciones, violaciones, golpizas grupales, todo en el
calor de un desierto que parece tragarse gente que nunca más volverá a casa.
En la ciudad, el grupo Cclapata Teatro, liderado por
Fiorella Díaz y Marco Antonio García, presentó “Mujeres de Arena” en el 2017;
entonces, tuve la suerte de acompañarlos como espectador. No ahondaré sobre el
sentido estético de la obra, bastante bien planteada por la directora (Fiorella
Díaz) con recursos precisos y actuada con pasión por el elenco femenino que
incluía actrices de gran trayectoria, así como actrices que llevan menos de una
década en el oficio. Esta vez, no es mi fin redactar un artículo sobre la
puesta y sus recursos, ya que esto sería hablar solo de un pequeño aspecto de
lo que significa el trabajo de “Mujeres de Arena”, realizado por Cclapata.
Delante mío, en pleno monólogo de la consolidada actriz
Martha Rebaza, un joven de aproximadamente veinticinco años se conmovía hasta
las lágrimas aferrado de la mano de su acompañante, y es este, creo yo, el
asunto medular sobre el cual se tiene que hablar. La obra enfrenta cara a cara
un problema real como es la violencia, desnudándolo en escena, mostrando sus
dientes, advirtiendo sus peligros y, lo más importante, capaz de generar en el
corazón y la mente del público eso que el espectáculo tantas veces nos ha
negado: catarsis.
Como dije antes, la obra es cruda, cruel, pero no había
forma de que fuera de otra manera, lleva en sí misma un grito sofocado por la
injusticia, lleva en sus venas algo importante que es necesario denunciar. Es,
sin duda, teatro necesario, necesario en estos tiempos donde la violencia
generalizada nos come las esperanzas, tiempos en los cuales la “solución” es
volvernos estoicos y soportar, como si de algo normal se tratase, la violencia
que ocurre ante nuestros ojos. Dios nos libre de seguir cayendo tan profundo.
La violencia contra la mujer es algo que lastimosamente une
Latinoamérica. El miedo que Perú se transforme en un “desierto” como el que
describe la obra, en el cual mujeres son violadas y muertas con total impunidad,
es realmente espeluznante. No es coincidencia que esta obra, de Humberto Robles,
haya sido montada en tantas ciudades y por distintos grupos a lo largo del
continente. Algo está sucediendo.
Gracias a Ccalapata Teatro, una ciudad más se ha sumado a la
lista de lugares donde se ha presentado la obra. El pasado 22 de mayo, el
elenco de “Mujeres de Arena” realizó una presentación de la obra en el marco
del 23avo Concurso Interamericano de Derechos Humanos en Washington D.C., lo
que es una alegría para todos los que hacemos teatro en la ciudad.
Un grupo de mujeres arequipeñas emprendió un largo viaje
para decir algo importante mediante el teatro. Esto es maravilloso, no solo por
la trascendencia artística que esto implica para el teatro de nuestra ciudad,
es maravilloso también porque habla de la necesidad social de nuestro arte y
sus creadores, habla del compromiso con la realidad que nos circunda y afecta,
habla de una necesidad de nuestro arte para todos y cada uno de los miembros de
la sociedad, habla de la urgencia de contemplar el teatro como un agente de
cambio real y sacudirlo del espectáculo que muchas veces lo oprime. Es
realmente un orgullo ver que un trabajo tan bien realizado, con un mensaje tan
potente atraviese las fronteras de nuestra pequeña ciudad y pueda ser
disfrutado-sufrido (algo que solo el teatro permite) por gente tan lejana a
casa.
“No he venido a divertir a tu familia mientras el mundo se
cae a pedazos”, reza una canción de Fito Paez. Hagamos que sea cierto,
cumplamos nuestro rol en la sociedad, sigamos el ejemplo que Ccalapata Teatro,
que desde la obra “Mujeres de Arena”, nos ha dado a nuestro arte un sentido
mayor al que pueda alcanzarse desde lo escénico.
Alas y buen viento.
Mauricio Rodríguez-Camargo
Arequipa, 28 de mayo de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario