martes, 30 de enero de 2018

Crítica: ERAN ELLAS… O YO

El teatro tiene, debe incomodar

El grupo de teatro La Cuarta Pared Argentina visitó una vez más los escenarios limeños, esta vez con la obra Eran ellas… o yo, montaje basado en el  feminicidio más cruel de la historia de Argentina. Este montaje cuenta con textos extraídos al mismo perpetrador de dicho crimen, Ricardo Barreda, debido a que el grupo tuvo la oportunidad de entrevistarlo: recopilaron textos que se han incluido en la dramaturgia de esta creación escénica. El montaje cuenta con la sola participación del actor Horacio Rafart, bajo la dirección de Guillermo Ale.

A lo largo de la representación podemos ver al actor oscilando entre el compartir de su experiencia personal conociendo a Ricardo Barreda y la voz del mismo asesino contando y recopilando los hechos que lo llevaron a cometer el crimen. Es interesante la propuesta, debido a que no se encarga de simplemente juzgar al personaje en cuestión: se le da la oportunidad de compartir su forma de pensar y sus propias contradicciones. El montaje contó con el uso de muñecas viejas y descuidadas con las que interactuaba el actor, una imagen escénica que funcionó muy bien debido al tema tratado, pues daba una imagen tétrica y desolada acompañada de una luz roja constantemente. Además de la interacción del personaje con las muñecas, fue atinado y necesario el mostrar a Barreda en relación a su profesión de odontólogo: se podía ver al personaje interactuando con sus utensilios de trabajo filudos y puntiagudos como una forma de reconocer las pulsiones que lo llevaron a cometer el crimen. Es así como tenemos que, a partir de la representación de varios aspectos de  Ricardo Barreda, tenemos a un personaje que parece llevar la voz de toda una sociedad que convive con el feminicidio como un acto totalmente posible y justificado. Sin embargo, a veces resultaba un poco repetitiva la oscilación entre el plano de Barreda como odontólogo y Barreda confesando el crimen, pues la información que se daba llegaba a ser redundante en ciertos momentos. Por otro lado, la interpretación de Horacio Rafart fue precisa y limpia, se notaba toda una partitura actoral minuciosa en la creación del personaje, se notaba la gran investigación detrás de la creación escénica.

Eran ellas… o yo ha venido al Perú en un momento necesario. El tener una obra como esta que toca el tema del feminicidio, no solo desde un acontecimiento real, sino desde un discurso sin tapujos, permite al público ver que la discriminación de género es un problema que trasciende fronteras y que es necesario tomar acciones para erradicarla. Es necesario difundir este tipo de teatro, aquel teatro que “incomoda”, que remueve, que escarba en la realidad para mostrar lo que no muchos quieren ver.

Stefany Olivos
30 de enero de 2018

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