El teatro tiene, debe incomodar
El grupo de teatro La Cuarta Pared Argentina visitó una vez
más los escenarios limeños, esta vez con la obra Eran ellas… o yo, montaje basado en el feminicidio más cruel de la historia de
Argentina. Este montaje cuenta con textos extraídos al mismo perpetrador de
dicho crimen, Ricardo Barreda, debido a que el grupo tuvo la oportunidad de
entrevistarlo: recopilaron textos que se han incluido en la dramaturgia de esta
creación escénica. El montaje cuenta con la sola participación del actor
Horacio Rafart, bajo la dirección de Guillermo Ale.
A lo largo de la representación podemos ver al actor
oscilando entre el compartir de su experiencia personal conociendo a Ricardo
Barreda y la voz del mismo asesino contando y recopilando los hechos que lo
llevaron a cometer el crimen. Es interesante la propuesta, debido a que no se
encarga de simplemente juzgar al personaje en cuestión: se le da la oportunidad
de compartir su forma de pensar y sus propias contradicciones. El montaje contó
con el uso de muñecas viejas y descuidadas con las que interactuaba el actor,
una imagen escénica que funcionó muy bien debido al tema tratado, pues daba una
imagen tétrica y desolada acompañada de una luz roja constantemente. Además de
la interacción del personaje con las muñecas, fue atinado y necesario el
mostrar a Barreda en relación a su profesión de odontólogo: se podía ver al
personaje interactuando con sus utensilios de trabajo filudos y puntiagudos
como una forma de reconocer las pulsiones que lo llevaron a cometer el crimen.
Es así como tenemos que, a partir de la representación de varios aspectos de Ricardo Barreda, tenemos a un personaje que
parece llevar la voz de toda una sociedad que convive con el feminicidio como
un acto totalmente posible y justificado. Sin embargo, a veces resultaba un
poco repetitiva la oscilación entre el plano de Barreda como odontólogo y
Barreda confesando el crimen, pues la información que se daba llegaba a ser
redundante en ciertos momentos. Por otro lado, la interpretación de Horacio
Rafart fue precisa y limpia, se notaba toda una partitura actoral minuciosa en
la creación del personaje, se notaba la gran investigación detrás de la
creación escénica.
Eran ellas… o yo ha
venido al Perú en un momento necesario. El tener una obra como esta que toca el
tema del feminicidio, no solo desde un acontecimiento real, sino desde un
discurso sin tapujos, permite al público ver que la discriminación de género es
un problema que trasciende fronteras y que es necesario tomar acciones para
erradicarla. Es necesario difundir este tipo de teatro, aquel teatro que
“incomoda”, que remueve, que escarba en la realidad para mostrar lo que no
muchos quieren ver.
Stefany Olivos
30 de enero de 2018
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