Conmovedora y diferente historia de amor
Siguiendo con la feliz decisión de poner en el tapete las absurdas
ideologías que no dejan progresar a la sociedad (acaso sea ésa la importancia
capital del teatro), llega a la escena limeña la pieza Stop Kiss, de la autora
norteamericana Diana Son, estrenada originalmente en el Off-Broadway en 1998 y
dirigida actualmente por la excelente actriz Norma Martínez en el Teatro de la
Universidad del Pacífico. A pesar de los 17 años que separan su estreno del
nuestro, el texto no ha perdido un ápice de vigencia, pues se trata de un
dramático ataque homofóbico hacia dos mujeres en un parque de New York, pero
que nunca es visto en el escenario. La relación que desarrollan Callie (Lizet
Chávez) y Sara (Fiorella Pennano) es la gran protagonista de este montaje que
denuncia la salvaje y primaria violencia que tiene y ejerce el ser humano sobre lo que no puede (o no quiere) entender.
Sin cambiar el espacio temporal propuesto por la autora, la trama nos
lleva al Nueva York de finales de los noventa, y específicamente al departamento
de Callie, una reportera de tráfico en una estación radial, que sobrevuela la
ciudad todos los días en helicóptero, sin mayores preocupaciones en su vida.
Una amiga de su amiga, llamada Sara, llega para dejarle su gato, pues trabaja
en una escuela pública del Bronx y no puede cuidar de él. Las dos mujeres
inician entonces, una estrecha amistad, que poco a poco va convirtiéndose en
algo más. El mencionado ataque que sufren las dos mujeres es el punto de
inflexión en la obra, pues las escenas se suceden en desorden cronológico,
intercalándolas antes y después de la cobarde agresión. Al igual que sucedió en
Números reales (2013), el saber de antemano la suerte de los personajes, nos
permite sentir una profunda compasión por ellos. Y en el caso de Stop Kiss,
rabia y frustración ante un acto violento irracional y sin justificación.
Todo el prejuicio y la intolerancia que todavía nos carcome, y que
impide el justo respeto hacia el amor en sus distintas manifestaciones, es
retratado de manera sumamente estilizada en la puesta en escena. La
escenografía, urbana y funcional, nos remite a la de Frankie y Johnny en el Claro de Luna (2014), obra ambientada curiosamente también en Nueva York. Las
actrices que interpretaran a Callie y Sara deben cargar todo el peso dramático
sobre los hombros. En ese sentido, Chávez (quien ya había demostrado su enorme potencial histriónico
en la acaso incomprendida Falsarios) luce en el presente montaje absolutamente convincente en cada una de sus intervenciones, especialmente
cuando intercala las escenas con ruptura temporal, muy bien secundada por la
joven Pennano, que le otorga a su personaje una agradable personalidad.
Completan el elenco Rómulo Assereto , Montserrat Brugué, Nicolás Galindo y
Eduardo Camino, todos ellos muy precisos en sus caracterizaciones. Stop Kiss es
una conmovedora puesta en escena que se convierte en un perfecto ejemplo de lo
irracional y absurda que es la
homofobia.
Sergio Velarde
11 de abril de 2015
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