Viaje de recuerdos
Hay imágenes que nos marcan para el resto de nuestras vidas. Sin embargo, muchas de ellas pueden involucrar un mal recuerdo o una mala experiencia de una época que no quisiéramos que se repita. De esa misma forma se vivieron terribles hechos entre los 80’s hasta los 2000’s en el Perú. Por lo tanto, el teatro tiene la difícil tarea de retratar el pasado para resignificar una enorme variedad de simbolismos que casi automáticamente nos remiten al terror y a la muerte. Pues no vale solo mostrar la frenética violencia de aquellos años de terrorismo, sino de poetizar los elementos simbólicos en pro de sensibilizar al espectador desde un punto de vista metafórico en lugar uno tan frío y concreto. Dicha propuesta nos ofrece Augusto Montero con la obra Se busca: Teng Siao Ping. Aquí el artista se compromete con el reto de ser dramaturgo, director e intérprete de este trabajo en el cual no puedes quedar indiferente o poco impresionado. Tanto por su alto nivel de rigor artístico como de creación de consciencia.
La premisa del relato es aparentemente sencilla y, sin embargo, guarda una complejidad mayúscula con respecto a la coyuntura. Se trata del monólogo de un joven, quien cuenta cómo es que perdió a su mascota llamada Teng Siao Ping. Sin embargo, también nos introduce al contexto del conflicto armado. Específicamente, a un evento histórico: “Los perros de Den Xiaoping”, una brutal matanza de perros que eran colgados en postes por miembros de la cúpula terrorista Sendero Luminoso, como símbolo de repudio al presidente chino Den Xiaoping, a causa de su reforma económica que iba en contra de los lineamientos de la doctrina maoísta. Entonces la historia pareciera un relato de memoria política, aunque a la vez son recuerdos difusos sin mucho orden. Por lo que permite al público sacar sus propias conclusiones al ver imágenes complejas, escuchar rock subterráneo y presenciar al cuerpo del actor jugando con nuestra atención.
Sin duda, Augusto Montero sorprende una vez más con su brillante despeño corporal y su capacidad para crear figuras tan llenas de fuerza e impacto. Sumado esto a su buen manejo de los elementos que no son gratuitos al tenerlos en el espacio. Así nos da diversas lecturas de lo que está pasando con su personaje. Podría ser tan solo el hijo de un policía que busca a su perro posiblemente asesinado. No obstante, inquieta saber el porqué nos cuenta todo esto y por qué vive en un aparente estado de abandono; cuál es la razón de su dolor y su relación con la actualidad. Así crea intriga, pero de igual forma se presiente cierta ternura en su travesía de recuerdos sombríos. Aunque claro está que Montero no consigue por completo conmover con la palabra, pues sus textos todavía se perciben poco interiorizados. No obstante, cuando focaliza toda su energía en las secuencias físicas y en dinamizar el ritmo recién entendemos el drama de su obra. Un ejemplo evidente es su subida y caída del mástil chino como el símil de su viaje emocional.
Gratamente, Se busca: Teng Siao Ping se siente refrescante en medio de la cartelera teatral actual, donde la predominancia del actor con poco dominio corporal o la falta de una estética clara de parte del equipo tras bambalinas ya demuestra una cierta decadencia en el llamado teatro de texto.
Christopher Cruzado
26 de junio de 2023
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