martes, 29 de marzo de 2022

Crítica: BULL


Humor negro con sentido consentido

“El hombre se realiza cuando comparte con sus semejantes la construcción de un mundo mejor para todos. El teatro no puede dar recetas o tomar partido por una forma exclusiva de interpretar la realidad. Pero puede cumplir una labor de esclarecimiento o catarsis cuando contribuye a la comprensión y cuestionamiento de los mecanismos de alineación del sistema social (…)” El arte del hombre – Ernesto Ráez

El escenario está totalmente oscuro. Las luces se encienden paulatinamente. En el fondo, se logra apreciar el hocico de un toro. Los intérpretes aparecen desde el lugar del público. Cada uno se sienta en una butaca. Finalmente se dirigen hacia el escenario. Así inicia Bull, obra producida por La Ira Producciones y dirigida por Mikhail Page. Además, cuenta con las participaciones de Manuel Gold, Andrea Luna, Joaquín de Orbegozo y Christian Ysla. La obra se presenta en una corta temporada en el Nuevo Teatro Julieta hasta el 10 de abril.

Bull es una comedia escrita por el dramaturgo Mike Bartlett. Esta es la historia de tres oficinistas que buscan mantener sus puestos de trabajo, porque la compañía en la que laboran está en crisis. Así, dos empleados deciden formar una alianza para socavar al tercero. La historia de Bartlett no presenta “peruanismos”; sin embargo, la propuesta de Page sí los posee. Este cambio en el parlamento es un acierto, porque especifica la procedencia del personaje. En ese sentido, se puede apreciar que los creadores hicieron una obra para un público específico.

La escenografía, sin algún ente actuante, complementa lo que sucederá en la obra, pues esta es una oficina que junto a los objetos que lo rodean crean la imagen de un ring. Sin embargo, también se presta como ilusión de una plaza de toros por la asociación con el sonido e imagen de fondo. En ese sentido, Bull de Page es una obra que combina actuaciones naturalistas con espacios no naturalistas creando así un lenguaje propio.

Los personajes, antes de ingresar al escenario, tomaron las butacas del público y se sentaron. Esta acción también fue acertada porque identifica a los personajes con los espectadores. El subtexto podría interpretarse como si la situación que observarán los asistentes siempre pasa y estos son parte de ello. Así, el call to action o llamada a la acción se define como el cuestionamiento de la situación para la posterior reflexión del espectador.

En resumen, Bull es una comedia con humor negro que presenta el cuestionamiento de la competitividad en el entorno laboral. La trama no presenta ningún giro. Los personajes sufren cambios, pero no para variar el sentido de la obra, sino para mantenerse y aferrarse al cuestionamiento de ese mecanismo social. Por lo tanto, es una obra que no solo entretiene con su comedia agria, sino es un trabajo que dice y hace reflexionar la posición del espectador.

Elio Rodríguez

29 de marzo de 2022

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