“Hay una revaloración de la música criolla”
Cuando Lucy Avilés recibió la noticia de su nominación como
mejor actriz de teatro Oficio Crítico por su participación en la obra Barrionuevo
(2018), inmediatamente pensó que se trataba de una broma. Pero no lo fue.
Tampoco lo fue el que ganara el premio del público, a través de la encuesta
publicada en el mencionado blog. Y es que su sentida interpretación en este
musical, a cargo del cantautor y productor musical Diego Dibós junto al
actor y director Carlos Galiano, cautivó a los espectadores y a la crítica
especializada. “He nacido en una familia muy musical, pero el profesionalismo
comienza con mi papá”, comenta Lucy, hija del notable guitarrista, cantor y
compositor peruano Oscar Avilés. “Mi abuela tocaba el piano y la guitarra; mi
abuelo, varios instrumentos como la bandurria, la guitarra, el laúd, y todo su
círculo amical era musical”. Al maestro Avilés y a sus hermanos, nos cuenta
Lucy, les encantaba la música criolla, cantaban y tocaban instrumentos; y por
el lado de su madre fue igual, ya que sin ser profesionales, cultivaban la
música en casa. “Mi abuela materna, por ejemplo, era prima hermana de Las Criollitas,
dúo conformado por Eloísa Angulo y Margarita Cerdeña; entonces por ambas
vertientes me viene la vena musical”.
El valor de la música
Lucy recuerda que su padre siempre se juntaba con personas
mayores, porque decía que con ellos aprendía más. “Me he nutrido de ellos, por
ejemplo, si hablamos de marinera, yo he visto a los mejores, Augusto Azcues
Villanueva, Wilfredo Franco Laguna, Luciano Huambachano Temoche, Alfredo Weston
“Chapita”; a los cantores Abelardo Vásquez Díaz, a su padre don Porfirio Vásquez
Aparicio, Nemesio Falconi, Rodolfo Vela Lavadencia; todos ellos mayores”. Por
eso, Lucy refiere haberse quedado con lo mejor de todos ellos. “Absorbí ese sabor
criollo, espontáneo; en mi canto no hay una técnica estudiada, solo una
impostación natural, no hay poses”, afirma. Por otro lado, en el colegio
parroquial María Reina de Miraflores, llevó clases de guitarra. “Aprendí
guitarra en Segundo Grado de Primaria. Recuerdo
una anécdota: estaba en una actuación en el Teatro Nacional y apareció la mamá
de una de las asistentes de producción y me preguntó si la recordaba; yo estaba
sorprendida y me reveló que ella me había enseñado a tocar guitarra en el colegio”. Como sabían que Lucy era hija del maestro Avilés, ella fue
invitada a cantar en las misas; posteriormente, en Secundaria, en las
formaciones de los lunes, Lucy subía al segundo piso y frente al micrófono,
cantaba el Himno Nacional.
“El Arte tiene una importancia muy grande para mí”, asegura
Lucy. “Trabajo en un colegio por 25 años y para mí, su modelo educativo es
estupendo. Se rige por todo lo que dicta el Ministerio de Educación y además
brinda a los alumnos clases paralelas como judo, natación, cerámica, pintura y
expresión corporal. De esa manera se
cubren las tres áreas más importantes: mente, cuerpo y sentimiento”.
Evidentemente, las nuevas generaciones difieren demasiado de las anteriores,
enfrentándonos a otras realidades. “Me parece importante que un chico pueda
expresarse libremente y que brote de él cualquier inclinación artística; por
eso son importantes las clases de Arte en general, para que el alumno logre una
educación integral”. Lucy ha tenido la chance de ver otras realidades y
menciona el caso de Cuba, cuyo régimen podrá causar o no polémica, pero del que
rescata un hecho puntual. “Todos los niños en edad escolar saben quién es Compay
Segundo, Benny Moré, conocen su historia musical, sus tradiciones, y creo que
hay que tomar los ejemplos buenos, porque si ellos quieren dedicarse al arte,
ya tienen sus referentes musicales presentes en su mente y a partir de ahí
pueden desarrollarse”. Es por ello que, para Lucy, debería haber un curso de Historia
de la Música Peruana. “No criolla, sino más bien peruana, donde puedan estudiar
y conocer quiénes fueron, qué hicieron y qué importancia tienen en la historia
de la música”.
Difusión de la música por el teatro
“La muerte de mi padre me marcó mucho. Me desvivo por
difundir la música, que es la herencia de amor al Perú que me deja”, afirma
Lucy. “Lo hago, porque siento que lo que él hizo no fue en vano, por eso
trasciende. No sería justo que se le
olvide en el tiempo, por eso los jóvenes deben conocer su historia, y proponer,
crear y trabajar haciendo lo suyo, refrescando nuestra música pero que no se
pierda la tradición”. Cansada de la impertinente pregunta acerca de la supuesta
muerte de la música criolla, Lucy asegura que esta nunca morirá. “Las tradiciones
de un pueblo no mueren nunca, nosotros en calidad de padres de familia y de
abuelos, tenemos el deber de enseñarles cuál es nuestra música, sé que esta es otra
generación, pero no podemos pedirles que se enganchen con nuestra música si en
casa no las han escuchado; en ese sentido, la transmisión oral de padres a
hijos es importante”.
La primera obra de teatro formal en la que participó Lucy
fue Jarana (2010), dirigida por Carlos Tolentino en el Teatro Británico. “Pienso
que fue la que allanó el camino para las que vinieron después, al incluir
música criolla dentro de la puesta”. Lucy tuvo un papel muy pequeño dentro del
montaje, pero sí participó dentro del marco musical al lado de Willy Terry, Carlos
Castillo y Milagros Guerrero. “Era la comadre de uno de los personajes más
importantes, entraba y decía: “¡Comadre, cómo está! Actuaba solo ese pedacito,
pero yo sí me sentía, con toda humildad y honestidad, que podía entregar mucho
más en actuación, interpretando un personaje, siento que tengo facilidad para
eso, pero de ninguna manera me imaginé que vendrían más cosas”. Otras puestas
en escena posteriores contaron con música criolla, como Las tres viudas (2015),
con el vals peruano Lima Bruja; El plebeyo (2017), que retrataba la vida de
Felipe Pingo Alva; y Lucha Reyes, Sin decirte adiós (2018). “Estuve en Déjame
que te cuente (2017), de Preludio, la compañía de Denise Dibós, con una pequeña
participación cantando”.
Los nuevos barrios
Barrionuevo incluía temas representativos de nuestro
cancionero criollo de compositores y autores antiguos, además de una nueva
propuesta, refrescada con nuevos temas de Diego Dibós. “Carlos Galiano es un
joven director de teatro que le gusta mucho la música criolla y pensó en qué podía
hacer para llegar a los jóvenes”, recuerda Lucy, quien tuvo gratísimas
experiencias tanto dentro como fuera del escenario, con gente de todas las
edades que la esperaban a la salida del teatro. “Por ejemplo, dos chicas con lágrimas
en los ojos me decían que de dónde habían
salido esas canciones, como Nostalgia de Amparo Baluarte y Francisco Reyes Pinglo,
al principio de la obra; yo les decía que esa es nuestra música criolla”. Lucy mantiene hasta
ahora contacto con aquellas chicas, convertidas ahora en amantes de la música
criolla. “Lo cual confirma lo que te digo: si muestras a los jóvenes nuestra
música, se van a encandilar con ella”.
Lucy se siente sumamente agradecida con Galiano, “por haber
tenido la visión de incluirme en la obra, que para mí ha sido el despertar a
algo más en mi carrera artística que es la actuación, además de conectarme más
con la gente joven a pesar de mi línea tradicional”. Tiene la certeza además,
que es su padre quien le va abriendo caminos en su carrera artística. “Me
pasaba cuando estaba vivo, y ahora él me sigue abriendo los caminos; por
ejemplo, no tenía en mente hacer un programa de radio, esa es una prueba”. Lucy
asume la conducción del programa de radio de su padre en Radio Nacional, al ya
no estar él presente. “Me llamaron para hacer un nuevo formato que fuera en
tributo a Oscar Avilés, y con el tiempo también se le ha ido dando cabida y tribuna
a los jóvenes que cultivan nuestra música para que puedan mostrar lo que están
haciendo”. El programa cumple cinco años
en mayo de este año.
Larga vida a la música
Los espectáculos teatrales musicales pueden contar con
intérpretes que tengan diversas cualidades, pero ¿cuáles serán los ideales: cantantes
que actúen o actores que canten? Para Lucy, todo dependerá de lo que se esté
presentando. “He sido testigo del esfuerzo de los actores para cantar; por
ejemplo, en Barrionuevo, lo que logró Miguel Iza cuando cantó en esa parte tan
fuerte frente a la tumba; no es una voz cultivada, con técnica, pero sí hay
gran sentimiento, porque le canta a su madre muerta, eso te envuelve en ese
momento y la bella voz pasa a segundo plano; me va a conmover mucho más lo que
transmita el actor con esa canción”.
De otro lado, Lucy acaba de regresar de Chile, en donde
asegura existe una corriente muy fuerte de gente joven entusiasmada por cantar
y aprender más de nuestra música criolla. “He estado en Santiago, Viña del Mar
y Valparaíso, haciendo talleres de música criolla para jóvenes chilenos, hemos
sobrepasado el público; tuve una actuación en un teatro de Santiago, me vengo
con esa miel en los labios de que la música criolla es atractiva en cualquier
lugar del mundo”. Lucy sigue en plena actividad, cantando todos los fines de
semana en La Oficina en Barranco (Enrique Barrón 441), deleitando a un púbico
de todas las edades. “Hay un despertar, una revaloración de la música criolla de un tiempo
a esta parte y eso es importante, vemos que la música criolla se va abriendo
camino, para eso estamos trabajando”, concluye.
Sergio Velarde
5 de marzo de 2019
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