La magia de estar en escena
En su segunda semana, el Festival de Creación Escénica
Contemporánea Sótano 2 presentó Ciencia-ficción, un trabajo escénico creado por
la artista española Cris Blanco, quien se caracteriza por fusionar distintos
géneros, incluyendo el error, los trucos que se perciben, la ciencia ficción y
lo trash.
Para esta ocasión, el espectáculo reunió elementos diversos
y atípicos (una mesa simple, una laptop para proyectar los videos, un órgano
pequeño y una guitarra para la música en vivo); no obstante, la protagonista –Cris Blanco- era la
encargada de darle vida a algunas de las infinitas posibilidades que ofrece una
puesta en escena. El concepto de esta creación tiene una lectura muy
particular, debido a la temática escogida, en este caso: la ciencia, expuesta a
partir de una construcción personal –por ejemplo, se describían diversas
teorías acerca del universo, con canciones creadas a la medida-; convirtiéndose
en un acercamiento a la ciencia desde la perspectiva de la artista.
Ciencia-ficción es una variante interesante y divertida de
las típicas puestas en escena; una obra que podría parecer no serlo, porque
suceden cosas y nada a la vez; pero transportan al espectador a una nueva forma
de experimentar una ficción contemporánea. Ahora bien, la generosidad de Cris sobre
el escenario, su naturalidad y espontaneidad, fueron ingredientes igual de
importantes para facilitar la comprensión de lo que se observaba y escuchaba.
Por otra parte, no estoy segura si fue la intención
principal, pero este tipo de performance (acción artística) es una forma
creativa de presentarse ante el público y crear un vínculo para que este se
familiarice con el trabajo del artista.
Un trabajo que, sin duda, tiene el potencial justo para
expandirse y superarse (ya que se trata de una creación experimental). Por
ejemplo, para no saturar con las proyecciones, estas podrían llegar a ser más
teatrales –con mayores efectos escénicos-;
puesto que si bien el público sintonizó con lo que se estaba contando, también
es cierto que los videos hacia el final ya no calaban tanto. Un buen acierto
fueron las canciones que interpretó Cris Blanco, que supo combinar los cambios
en la voz, la interpretación y las letras fuera de serie.
Finalmente, vuelvo a recalcar la importancia de recibir
estas propuestas artísticas, con la mente y corazón abiertos, observando sin
juzgar, lo que ofrece el ejecutante de la acción. Solo así, estaremos
contribuyendo como público a la apertura hacia nuevos rumbos en la escena
contemporánea.
Maria Cristina Mory Cárdenas
17 de junio de 2018
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