Literatura realista en escena.
Los hermanos Karamazov (1880), última novela escrita por el ruso Fedor
Dostoievski, es una de las más brillantes obras de la literatura realista y universal.
Ha sido adaptada para teatro recientemente, por los directores Heidi Stillman
(Chicago, 2008) y Ricardo Camacho (Bogotá, 2013). Esta vez, la dramaturga y
directora Mariana De Althaus se lanza a dirigir su propia versión, que alcanza en
el Teatro de la Universidad del Pacífico proporciones épicas, a pesar de
habernos acostumbrado a montajes más bien íntimos, repletos de personajes
disfuncionales, como Entonces Alicia cayó (2011), El lenguaje de las sirenas
(2012) y El sistema solar (2012), por citar algunos ejemplos. De Althaus
menciona en el programa de mano que cualquier adaptación al teatro de la novela de Dostoievski sería una
traición, por lo compleja y dramática que evidentemente es la historia. Sin
embargo, podemos afirmar que esta adaptación llamada simplemente Karamazov, sale
airosa de su pase al lenguaje escénico, con sólidas actuaciones y un ritmo que
no decae en ningún momento, en sus casi tres horas seguidas de espectáculo sin
intermedio.
Para quienes no han leído la novela, la inmortal obra de Dostoievski abarca
temas tan extremos como las grandes preocupaciones éticas y religiosas que
aquejan a los personajes. El crimen perpetrado contra Fiodor Karamazov (Gustavo
Bueno), un padre borracho y despreciable, enfrenta a sus tres hijos: el
violento Dimitri (Rodrigo Sánchez-Patiño), el racional y escéptico Iván (notable
Sebastián Monteghirfo), y el noble Alexei (Fernando Luque). Al igual que en su
otra obra capital, Crimen y castigo, Dostoievski plantea el asesinato como un
execrable hecho que se enfrenta como delito en la ámbito civil; y como pecado,
en el religioso. También intervienen en el drama Smerdiakov (preciso trabajo de
Gabriel Iglesias), el hijo no reconocido del difunto; y dos bellas mujeres que
ponen en jaque a los hermanos, Grushenka (Katerina D´Onofrio) y Katerina (Lizet
Chávez).
El Oficio Crítico acudió a la función de pre-estreno de Karamazov; y si
bien existían todavía muy escasas confusiones sobre las entradas y salidas, y
algunos excesos de energía que dañaron algún mueble, por parte de los actores,
estos lograron un extraordinario trabajo coral. A destacar las presencias del
veterano Enrique Victoria como el criado Grigor, y Emilram Cossio como
Snieguirov, el padre en busca del honor perdido; ambos aportan carisma y
humanidad a sus personajes. La escenografía, realizada íntegramente a base de
madera, y el vestuario, impecables. Algunas secuencias, como el enfrentamiento
de Ivan con el Diablo (Gonzalo Tuesta) o la revelación del crimen, resultan
memorables. Karamazov es un nuevo triunfo de Mariana De Althaus, de quien
podemos afirmar que “su ingenuidad y su propia pasión karamazoviana”, fueron
suficientes para hacerle justicia a la inmortal obra de Dostoievski.
Sergio Velarde
29 de mayo de 2014
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