Las dificultades de la parodia
Shakespeare fue, es y será siendo una fuente inagotable para todos
aquellos proyectos escénicos que quieran aproximarse a él de múltiples maneras.
Por ejemplo, de la forma tradicional fue ejecutado Hamlet (2013) por Aranwa
Teatro, un sólido montaje que respetaba (y entendía) el texto original; y una
adaptación a la peruana de Otelo, fue Octubre negro (2010), realizada con mucha
fortuna por Pasión Mystica Teatro. Hace pocos días terminó una nueva y díscola aproximación
a Hamlet, llevada a escena en la AAA por el grupo Sueños de Fuego, con la
dirección de Fredy Monteza, contando en el elenco con jóvenes y entusiastas
alumnos de su taller, algunos de ellos con escasa experiencia sobre las tablas.
Ser o no ser debe ser considerada como una experiencia más dentro de la joven
agrupación, que buscó desmenuzar, a manera de parodia, la trágica historia del
príncipe de Dinamarca.
La parodia es un estilo perfectamente válido, pero que imita al
original para lograr la risa a través de la burla, aunque el presente montaje
no sea el caso. Polemizar sobre lo pertinente del género dentro de un grupo de
teatro aficionado, que espera tomar el oficio teatral como algo serio, sería
inútil. En todo caso, analizar los pros y contras del montaje de Ser o no ser,
debería hacerse tomando en cuenta las condiciones y experiencia del grupo. Se
aprecia un gran talento en todos los participantes, con personajes
correctamente bosquejados, pero que deben pulir específicamente voz y dicción,
sin descuidar el aspecto corporal. Pero los resultados finales del montaje
podrían haber sido mucho más satisfactorios, si éste se hubiera entregado de lleno
al remedo. Acaso el haber realizado la obra con técnica “claun” hubiera sido
más pertinente, pero cuando sí aparecen los “clauns” (como la comparsa de
actores que acompañan a Hamlet), su escenificación de la tragedia de los reyes es
muy pobre, cuando debería ser al revés.
Sin duda, el mejor personaje de la obra es el del Espectro, con la
máscara de Guy Fawkes (de V de Vendetta), que sí entra en la convención del
desenfado total con sus acrobacias corporales, no así el resto del elenco, que
se conforma con la tibia caricatura y gags de mecha corta. En todo caso, la
simpatía y carisma de Eduardo Rodríguez, Bryan Badillo, Paola Castillo, Mary
Alarcón, Luis Chávez, Juan José Vidal, Orilo Rengifo, Carmen Butrón, Lizbeth
Nicho, Víctor Ventura y Alexander Gonzales son suficientes como para intentar
nuevas y mucho más complejas aventuras teatrales. Una posibilidad factible
sería la de llevar a escena el mismo Hamlet u otra obra de Shakespeare, pero
respetando el texto original. Una misión que seguramente Monteza sabrá llevar a
buen puerto, considerando el enorme talento humano que tiene y que espera salir
a la luz.
Sergio Velarde
24 de marzo de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario