Incómodas
Dentro del pequeño Teatro Esencia de Barranco se esconden los polaroids de un personaje particular, aficionado a retratar imágenes de una persona que ama. Sin embargo, al realizar la última foto, todo termina en tragedia. Escrita y dirigida por Christian Avalos, con una interpretación ambigua, silenciosa e incluso confrontativa a cargo de Christian Alden.
Desde el inicio, la sala se ambienta con el sonido de la lluvia, lo que invita al espectador a situarse en una atmósfera sombría que presenta al personaje. En escena, vemos inicialmente la inocencia de Alden. De hecho, ya lo había visto en el montaje de Sueño de una noche de verano, dirigido por Ximena Arroyo. En ambos montajes rescato mucho la interpretación del actor, quien tiene la capacidad de ser él mismo en escena. Esa esencia que lo caracteriza le permite transmitir una profunda ambigüedad a través de los personajes que encarna.
En términos de dirección, la propuesta es confrontacional y plantea a un personaje que, al inicio, parece encantador y apasionado por la fotografía. Sin embargo, a medida que el drama avanza, el público va descubriendo que está frente a un secuestrador. Avalos construye en escena una lógica teatral realista muy cuidada, logrando presentar un montaje que, para muchos, puede resultar incómodo. Y esa es precisamente la esencia de la obra: provocar incomodidad.
Durante la función, mientras observaba a Alden, me generaba cierta perturbación ver cómo relataba los recuerdos que tenía de esta persona a través de las memorias que guardaban sus polaroids.
El espacio escénico reducido cobra un valor especial en esta obra. La cercanía física entre actor y público intensifica la experiencia: a pocos pasos tienes a un psicópata que comparte sus memorias mientras mantiene a una mujer retenida. Esa intimidad dota de fuerza a la acción dramática.
La iluminación revela las situaciones emocionales que atraviesa el personaje y funciona como un símbolo que acompaña sus distintos estados: es encantador, pero también invasivo. Sin duda, un montaje que no invita solo a contemplar, sino que mantiene al espectador en constante alerta.
En general, una propuesta muy bien cuidada en todos sus aspectos, con una selección de espacio coherente con la obra y un actor que, en una hora, logra intimidarte.
Juan Pablo Rueda
7 de junio de 2025
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