Ellos también están aquí
Un psicólogo y su paciente se encuentran en
el escenario, mientras alrededor hay dos intérpretes que permanecen en silencio
e inmóviles. La energía aún es pequeña, la conversación permanece en un solo
nivel. Llega el punto donde se rompe la quietud y es cuando aparecen “Ello” y “Superyó”.
Interesante ruptura que se da al iniciar el movimiento de los intérpretes
petrificados; ambos manejan muy bien su cuerpo y la transformación de la
energía, mientras “Ello” está dominado por lo instintito, “Superyó” busca la perfección:
los dos personajes utilizan muy bien su comunicación verbal y no verbal.
El conflicto se va desarrollando, la actriz
que interpreta al “Yo” (mejor dicho, que es la manifestación del “Yo”) crece cuando
“Ello” y “Superyó” aparecen, sus reacciones cobran urgencia, su texto es más
real y manifiesta verdad. La trama es recurrente, pero la forma en que ha sido
abordada es muy dinámica y divertida, la presencia y no presencia del “Ello” y
del “Superyó” dan un buen ritmo a la obra, que se siente muy divertida durante
todo el trascurso.
La voz que utiliza el “Superyó” va acorde con su corporalidad, permitiendo que su
musculatura adopte una expresión peculiar a su naturaleza, sus movimientos son
contenidos y durante toda la obra la interpretación se mantiene en un buen
punto. Mientras tanto, “Ello” utiliza movimientos más laxos y se deja llevar
por el erotismo y la pasión; considero que la elección de ambos intérpretes ha sido
adecuada, porque su fisonomía permite imaginar la encarnación de ambos estados
de la conciencia. La elección del vestuario también permite una lectura
subjetiva, una interpretación que va más allá de lo que se dice, facilita que
los desplazamientos dibujen expectativas y deducciones dentro de cada
conciencia.
Hubo un intérprete que llamó
particularmente mi atención, realizó muchos personajes que hacían de hermanos y
trabajadores de la madre de “Yo”; dicho actor supo manejar la transformación
corporal y dosificar su energía de acuerdo al rol que iba interpretando,
aparecía en los momentos precisos y refrescaba al espectador; de por si la obra
no fue pesada, pero la aparición de este intérprete funcionaba como un
acelerador del interés, los espectadores ya estábamos conectados dentro de lo
que sucedía y su aparición aumentaba el interés, hubo un muy buen manejo del
texto y de la caracterización.
El personaje de la madre estuvo un poco
inconsecuente con el texto, pero supo manejarlo a pesar de los diversos
tropezones verbales que tuvo, nunca perdió la ilación de la historia y mantuvo
el carácter de su personaje, haciendo parecer que todo está saliendo como lo planeado.
El actor que caracterizó al amigo de la madre funcionaba bien en sus momentos,
aparecía para equilibrar el volcán que sucedía entre “Ello”, “Yo” y “Superyó”,
era como gotas de lluvia refrescando el incendio en los ojos.
La actriz que interpretó al “Yo” anduvo
entre las distintas plasticidades del personaje, sabiendo encajar con la
interacción de los otros actores, manejando la energía del espacio de acuerdo a
lo que sucedía y acoplándose a lo que sus compañeros de escena le otorgaban. El
personaje del psicólogo, al principio, lo sentí un poco pasivo, con poca
verdad, pero en su segunda aparición cuando “Yo” se libera de “Ello” y “Superyó”,
cobró un poco más de reacción y estuvo presente en lo que sucedía.
El final fue inesperado, a veces la mente
espera muchos sucesos, pero en esta ocasión después de la pequeña pausa que nos
tomamos, que fue muy necesaria, para presenciar la última parte, observamos un
desenlace que concretó el buen trabajo realizado por todo el equipo.
La obra está bien dirigida, hay dinamismo
en el transcurso, las luces están bien usadas, algunas descoordinaciones en el
sonido, pero nada que haga perder la valía de la interpretación y de la atmósfera
creada. El escenario es simple, pero nos transporta a un buen lugar, nos hace
sentir en un apartamento que no tiene ascensor para llegar y que se encuentre, de
paso, en el último piso.
Moisés
Aurazo
11 de mayo de 2024
2 comentarios:
Muchas gracias por haber estado!
Gracias Sergio por acompañarnos el día del estreno.
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