El reto que se proponen pocos
El camino para alcanzar una poética
realmente toma arduo trabajo, lleno de esfuerzo y capacidad de observador
minucioso. Muchas veces, en un montaje nos topamos con “puestistas” que brindan
montajes solo con el propósito de sorprender con un material vacío. Podría
decirse que la propuesta siguiente logra lo contrario: tiene espíritu tanto en
sus motivaciones como en su composición general. Woyzsek, considerada una de las primeras obras de teatro proletarias,
del autor Georg Büchner, bajo la dirección de Fito Bustamente, logra construir
una narrativa potente con un relevante goce estético.
Los fragmentos de la obra original son
cambiados de orden para leer una historia más sólida, ayudando al espectador a
entender la evolución de los personajes; con esto, sus conflictos y luchas. Sin
embargo, el espectáculo se alarga de no muy buena manera. A pesar de que muchos
textos bien manejados por los actores apoyan a mantenernos atentos al progreso
de la función, otros factores técnicos tornan pesado el seguir. Uno de ellos
-como lo había mencionado antes- es el exceso de escenas, sumado a un constante
cambio de escenario y juego de luces, apagones innecesarios, agotaban
visualmente el nivel de concentración.
Es válido admitir, por supuesto, el riesgo
actoral de los intérpretes. Tienen propuestas que realmente demuestra su
seriedad por elaborar un personaje desde la corporalidad y la voz. Funcionan en
su código, en sus estereotipos, sin representar una profusa solemnidad ni
tampoco rehuir de la fragilidad o dureza de una situación. En general, el
elenco cumple en calidad, a pesar del reto del cambio de personajes que algunos
interpretaban. En especial, por contar correctamente la historia tan compleja y
a veces confusa que muestra el texto.
Por otro lado, la dirección supo proponer la
escenografía al colocar todos los objetos que utilizarían los actores en
escena, al mismo tiempo que marcaba un estilo minimalista bien definido en
colores, figuras, composición con los cuerpos. Hubiera sido favorable no caer
en esta convención de que lo técnico soluciona los cambios de tiempo y tan solo
dejarse llevar por recursos más sutiles. Siendo así, el ritmo no decaería
demasiado.
Resulta prometedor ver un trabajo pensado,
ensayado y consciente de que una tarea de esta magnitud se tiene que manejar
con mucha rigurosidad, en lugar de presentar un producto que parezca homenaje a
un clásico que a un desafío artístico.
Christopher
Cruzado
10 de diciembre de 2022
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