jueves, 3 de noviembre de 2022

Crítica: LA PELÍCULA QUE NUNCA HICIMOS


De la pantalla grande al escenario

Podría afirmarse que el cine y el teatro se unieron un poco más en tiempos de pandemia. El cierre de salas teatrales produjo una migración masiva hacia los medios audiovisuales. Y cosa curiosa, superadas hoy las restricciones sanitarias, el llamado “teatro virtual” o “teatro tecnomediado” parece haber desaparecido. En todo caso, muchos de los recientes espectáculos teatrales presenciales aprovechan la proyección de videos en escena, tanto grabados como en vivo, para enriquecer sus propuestas. Valen estas apreciaciones para reseñar el último proyecto del interesante dramaturgo y director Leo Cubas en la Asociación de Artistas Aficionados, titulado La película que nunca hicimos, una curiosa puesta en escena que pretende juntar ambos formatos con muchos aciertos por señalar.

Producida por la Asociación Cultural Manada, la obra inicia desde que ingresamos al recinto y vemos “calentando” en el escenario a los cinco actores que nos contarán la historia, una que enfrenta en un bar a dos directores de cine por un hecho terrible ocurrido en el pasado, en su antiguo barrio del Callao. Sugerente el hecho de no saber (al menos al inicio) cuál de los directores está narrando los sucesos, que los involucran a ellos mismos y a un trío de amigos más, todos abrumados por la recesión y los problemas familiares; la única salida viable para ellos (el robo de una casa) será justamente la que ocasione la tragedia. Cubas dibuja personajes bien definidos y los intérpretes Augusto Gutiérrez, Brian Cano, Paulina Bazán, Luis Miguel Yovera e Ivi Cordero lucen todos convincentes y carismáticos.

La historia se sigue con interés, alternando presente y pasado de forma intermitente, y se va generando el suspenso de manera dosificada. Acaso los cortes para volver una y otra vez a la larga conversación en el bar pudieron haberse resuelto grabando dichas escenas, o al menos la mayoría, para no dilatar en exceso la duración de la puesta. Sin embargo, la misma trama y la intensidad de las actuaciones le otorgan mucha fluidez al resultado final. La película que nunca hicimos no solo es un estimable experimento de fusionar el cine y el teatro, es un sólido y conmovedor drama con pinceladas de humor, que retrata la difícil situación que se vive en las zonas marginales y de cómo la amistad se alza como la única arma que se cuenta para salir adelante.

Sergio Velarde

3 de noviembre de 2022

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