miércoles, 16 de noviembre de 2022

Crítica: JAURÍA


Para no olvidar

Jauría, obra de teatro documental del escritor español Jordi Casanovas y bajo la dirección de Jennifer Aguirre Woytkowski, llegó al Nuevo Teatro Julieta. Cabe señalar que la obra ha sido ganadora de tres premios Ace, recorriendo varios países como España, Argentina, Uruguay y México.

Protagonizada por Andrea Luna, quien tiene a su cargo el rol de una joven de 18 años que en el 2016 presentaba una denuncia contra cinco hombres, de entre 26 y 28 años, interpretados por Gabriel González, Martín Velásquez, Ítalo Maldonado, Eduardo Pinillos y Sebastián Ramos, por una agresión sexual producida en Pamplona (España) durante las fiestas de San Fermín. La narrativa está basada íntegramente a partir de los fragmentos de las declaraciones realizadas por la denunciante y los acusados, entre el trece y el veintisiete de noviembre de 2017, en el caso denominado “La manada”; es decir, no hay ningún texto ficticio.

Con poderosas imágenes creadas a partir de movimientos, acompañadas por el juego de luces, la música (al principio bastante fuerte) y las sillas que se aprovechan para los cambios de escena; nos convertimos en testigos también de algunos pasajes del juicio contra estos cinco hombres, en un caso que conmocionó y sirvió de precedente, modificando ciertos términos en la legislación española.

Jauría es una potente e inquietante puesta en escena coproducida por La Fecha y Neopolis, que nos confronta con un mal que todavía se mantiene en el sistema judicial: la revictimización de la víctima y las secuelas que se deja un delito de esta naturaleza. Por otro lado, la versatilidad de Luna se destaca, sobre todo, en el segundo rol que ejecuta, bien secundada por las correctas actuaciones de sus compañeros. Es importante que temas tan sensibles sigan resonando en el teatro, para debatir, para incomodar y para no repetir la historia.             

Maria Cristina Mory Cárdenas

16 de noviembre de 2022

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