lunes, 21 de noviembre de 2022

Crítica: BIENVENIDO A MI VIDA


Polos opuestos como imanes

Samoa Producciones presentó por una breve temporada la puesta en escena Bienvenido a mi vida, de la autora Susana Mercado y bajo la dirección de Nella “Samoa” Alvarez, en el Teatro Auditorio de Miraflores.

La narrativa nos presenta a Manu –interpretado por Jano Baca- un joven idealista y activista, que llega a la capital a estudiar, buscando con premura un lugar donde vivir; mientras que Álex –a cargo de Rocío Montesinos-, una chica capitalina, más realista y práctica debido a los desencantos que ha vivido, está buscando alquilar una habitación de su departamento para ayudarse con el pago del mismo. Como el agua y el aceite, el encuentro y la convivencia entre estas personalidades distintas reflexiona acerca de la complejidad de construir vínculos trascendentes y honestos, un trabajo de largo aliento que conlleva mucha comunicación y entendimiento.

Respecto a la propuesta visual, Samoa Producciones, desde la virtualidad cuando particularmente conocí su trabajo, nos tiene acostumbrados a cuidadas y logradas escenografías, acompañadas por la iluminación que acompaña los cambios y la buena música escogida, sobre todo, en el caso de este montaje. Desde el inicio se recibió al público con una amena cortina musical en inglés de los años setenta y ochenta; además, se realizó un pequeño ritual inicial (con las luces apagadas y los ojos cerrados) para que los presentes conectemos todos nuestros sentidos al rito teatral, lo cual me pareció un detalle interesante.   

Por otro lado, si bien los actores ejecutaron correctamente sus roles, manejando el humor y la tensión, también se hacían cargo de mover algunos artículos en los cambio de escena, además de manejar sus cambios de vestuario, situación que prolongó un poco el tiempo de espera, por lo que el ritmo de la obra decaía por momentos.

Bienvenido a mi vida es una divertida comedia con toques dramáticos, que presenta esta lucha de opuestos que terminan atrayéndose como imanes, siendo el triunfo de su relación la capacidad para ceder y ver más allá de sus diferencias; una situación tan humana y cotidiana con la cual identificarnos.

Maria Cristina Mory Cárdenas

21 de noviembre de 2022

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