Historias que importan
Anotábamos en reseñas anteriores, la gran
importancia que tienen las artes escénicas no solo para entretener al público,
sino para motivarlo a reflexionar acerca de problemáticas (todavía) vigentes.
El teatro debe mostrar la realidad de manera estilizada para remecer al
espectador, esa debería ser su finalidad ideal. Pues bien, en esa línea, la
directora Nella “Samoa” Alvarez, en constante actividad desde que inició la
pandemia, continúa presentando sus temporadas en línea. En la segunda de este
año, estrenó tres obras con actores y actrices de Perú y Argentina, las cuales abordaron
temas vigentes y polémicos. Y así como el resto de la comunidad teatral,
valiéndose de herramientas y estrategias que le ofrecen la virtualidad, para
ofrecernos tres historias en un formato al que denomina Teatro cinematográfico
en vivo. Más allá de los evidentes logros estéticos, Samoa eligió temáticas
pertinentes para estos violentos tiempos en los que urge un cambio, para convertirnos
en una sociedad más justa y empática.
En El espejo, escrita por Gina Guerrero,
dos jóvenes presidiarias inician una violenta discusión para luego darse cuenta
que tienen mucho en común, pues ambas son víctimas del machismo y la
corrupción; las argentinas Camila Arena y Mariam Bayatyan nos regalan un
emotivo trabajo interpretativo en conjunto. Por otro lado, en Bárbara de Ginno
Paul Melgar, el encuentro entre una ingenua prostituta (Maca Layseca) y un
misterioso muchacho (Roni Ramirez) podría desembocar en un tierna historia de
amor, pero que acaso les depare más de una desagradable sorpresa; la trama está
ejecutada con mucha convicción por los actores. Y finalmente, en El tacón roto
de Sergio Cano, estrenada previamente en microteatro presencial, asistimos a
una entrevista en la que conoceremos la historia de una simpática dragqueen
llamada Galandria, quien tiene una marcada afición cinematográfica; la
actuación de Osmar Rodriguez sostiene de manera adecuada todo el unipersonal,
en el que la cámara subjetiva hace las veces de entrevistador.
Samoa fusiona secuencias en vivo con otras
pregrabadas y el resultado, en los tres casos, es bastante solvente y
atractivo. Como siempre, la terrible conectividad con la que contamos suele
jugar a veces en contra; sin embargo, los equipos técnico y actoral supieron
salir adelante, como le ocurrió a Bárbara en su estreno. Se evidencia eso sí un
cuidadoso trabajo de ambientación en general, como por ejemplo, para hacer creíble
que las reas se encuentran ocupando el mismo espacio en El espejo. Cada obra confronta al
espectador, a su manera y de forma precisa, con la violencia existente, pura y
dura, en contra de las poblaciones vulnerables, como por ejemplo, en las referencias reales que asoman en El tacón roto. Esta segunda temporada de
Odisea 2021, en complicidad con las diversas herramientas cinematográficas,
vino cargada de potentes historias que cumplieron a cabalidad con el objetivo ideal
del teatro: entretener al espectador y llevarlo a la reflexión.
Sergio Velarde
12 de mayo de 2021
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