domingo, 15 de julio de 2018

Crítica: 4 MUJERES EN CRISIS


Tímida mirada al universo femenino

Estrenada en el Centro Cultural CAFAE en un triste año en el que la “cosificación” de la mujer en el Perú se ha normalizado a niveles realmente alarmantes, la comedia 4 mujeres en crisis, escrita por la debutante en estas lides y abogada Helen Hesse y dirigida por el experimentado Américo Zúñiga, presentó a sus protagonistas femeninas envueltas en ingenuas e inofensivas tribulaciones con el sexo masculino. Si bien es cierto es necesario un compromiso por parte de nuestra comunidad teatral el enfrentar este nocivo lastre que no nos permite crecer como sociedad justa y con igualdad de oportunidades para todos, también lo es el legítimo derecho de cada creador el de proponer un espectáculo de sano entretenimiento sin mayores complicaciones, como aspiraba a ser esta propuesta escénica.

Presentada como una “terapia de shock psicológica, franca, corajuda y políticamente incorrecta”, 4 mujeres en crisis exploró cuatro contextos bien definidos y en el papel, por lo menos, interesantes: una artista conceptual le reclama a su novio los tan necesarios tiempo y atención para el bien de su relación; una inescrupulosa y guapa mujer, que vive el día a día entre el marido y el amante, recibirá una desconcertante noticia; una abogada, aquejada por el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), deberá tomar una decisión; y una empoderada y brillante empresaria se prepara para disertar en una conferencia. Sin embargo, salvo el interesante atisbo metateatral (el público dentro de la misma conferencia) o alguna actuación por encima del promedio (como la de Jhuliana Acuña), la ejecución de las historias sobre el escenario nunca terminó de despegar, manteniéndose dentro de lo tibio y superficial, sin siquiera rozar las verdaderas posibilidades dramáticas que los cuadros anunciaban.

La dirección artística, para futuras presentaciones, también debería revisarse urgentemente: es cierto que el auditorio del primer piso del centro cultural nunca fue acondicionado para una representación teatral, pero la utilización de sillas de la platea sobre el escenario, de gigantografías en color brillante imposibles de leer debido a las luces o los escasos elementos para ambientar los diversos espacios (como en el caso del bar) no contribuyeron a conseguir la necesaria estilización que un montaje como este requería. 4 mujeres en crisis no fue para nada la histérica y controvertida obra que prometía ser en su material publicitario, pero sí se convirtió en una ingenua y amable propuesta, con un par de buenas ideas, que le debería servir a Hesse para presentar en el futuro proyectos teatrales más arriesgados, complejos y por supuesto, necesarios, si es que desea abordar nuevamente el cautivante imaginario femenino.

Sergio Velarde
15 de julio de 2018

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