“Me siento más cómodo cuando el director trae más preguntas que
respuestas”
“Cuando estaba en Tercero de Secundaria quería ser director de cine, y
entré al taller de teatro sin mayor compromiso”, recuerda Sebastián Eddowes,
designado por El Oficio Crítico como el mejor actor de reparto de Drama por la
obra Dubái de Victor Falcón. “Al principio lo tomaba como un hobby, pero en la
facultad de Filosofía, hicimos como jugando un grupo de teatro y fuimos a
Yuyachkani. En ese momento, todo cambió.” Uno de los consejos que Sebastián
recibió del director Miguel Rubio fue que hacer una primera obra era meter la
pata por todo lo alto, y eso estaba bien. Precisamente en Yuyachkani, y gracias
a su labor como cronista, conoció al Colectivo Ámbar, agrupación que lo llevó a
su vez a tomar contacto con el destacado
grupo Malayerba, integrado por Arístides Vargas y Charo Francés. “Creo que la
lección que aprendí en Malayerba fue que lo que me salía del corazón y las
entrañas, era el insumo para empezar a construir un teatro verdadero.”
“No me siento capaz de dar pautas, pero creo que lo más importante para
un actor de teatro es amar profundamente lo que está haciendo”, menciona
Sebastián. “Debe haber mucho esfuerzo y empeño, además de mucha honestidad en
el trabajo: creo que hablar de lo que a uno le mueve es fundamental.” Por otro
lado, consultado sobre cómo sería su director de teatro ideal, asegura sentirse
“más cómodo cuando el director crea con el equipo y no impone sus ideas;
felizmente con todos los directores con los que he trabajado, he tenido eso.
También debe tener la capacidad de escuchar y sentir mucho amor por lo que
hace.” Dice sentirse más cómodo cuando “el director viene con más preguntas que
respuestas, aunque en último término sí tendrá que encontrarlas.”
Dubái y la dramaturgia peruana
“Para mí fue una suerte enorme que Eduardo Adrianzén me llamara para
trabajar con él en un montaje teatral”, nos cuenta Sebastián. “Para mí fue
alucinante porque nunca me habían llamado como actor, yo siempre gestiono mis propios
proyectos, fue algo muy feeling.” Solo le tomó 20 minutos de lectura para
aceptar entusiasmado el proyecto que llevaba por nombre Dubái. “Desde que leí el
primer monologo dije que sí, quedé fascinado por el material. Trabajar con el
director Gonzalo Tuesta, su asistente Alejandra Núñez y la productora Nazaret
Ortiz fue muy divertido y bacán, me tuvieron mucha paciencia.” Ernesto Ballardo,
uno de los compañeros de Sebastián en Dubái, bromeaba con él diciéndole que
todo el elenco era un grupo de adolescentes malcriados. “Todos nos entendíamos,
las discrepancias se hablaban con naturalidad, el conflicto estaba dentro y no
fuera de escena.”
El nombre de Sebastián Eddowes no le es desconocido a El Oficio
Crítico, pues ya había participado dentro del balance anual del 2012 como
dramaturgo, por la pieza Nunca estaremos en Broadway. A la pregunta: ¿Fue el
2014 el año del boom de la dramaturgia peruana?, el actor nos contestó que las obras
que más le impactaron “se publicaron en el 2013 en Sala de Parto y gracias a ello,
sus respectivos montajes fueron posibles, especialmente La cautiva de Luis
Alberto León, Sobre Lobos de Mariana Silva y Katrina Kunetsova y el clítoris
gigante de Patricia Romero.” También cree que, si bien desde el 2013 se han
escrito textos extraordinarios, esto no significa que no existan ya numerosos
textos peruanos maravillosos, aunque quizás no con la difusión que ameritarían.
“Adiós al camino amarillo de Jaime Nieto, Kamikaze de César de María o Azul resplandor de Adrianzén, por ejemplo. Tenemos obras fabulosas que piden a
gritos ser más leídas y más montadas.”
Los problemas de La cautiva
Sobre la investigación por apología al terrorismo iniciada por el
Estado contra la obra La cautiva, Sebastián piensa que es “una acusación
infundada, y además es peligroso que el Estado se meta a normar el arte. No
termino de comprender lo que es apología al terrorismo, pues presupone que el
espectador no tiene capacidad crítica y aceptará feliz lanzarse a la violencia.
En todo caso, debería venir acompañado por un crimen de apología a la
dictadura. También me preocupa que se nos prohíba hablar de ciertos temas
nacionales.” Pero también teme que se esté generando una burbuja. “No creo que
hayamos llegado a ese punto, pero si atacamos al resto diciéndole que no sabe
lo que es cultura y nos empezamos a polarizar, no se construye ciudad.” Para
Sebastián, en Lima “nos acusamos de todo, de rojos, de caviares, de hipsters,
de fachos, de lo que sea; siendo pragmático, no construimos público y un teatro
sin público no tiene sentido ni económico ni social”, puntualiza.
Si bien es cierto, esta supuesta investigación ha sido dejada de
lado, Sebastián asegura no estar tan seguro de ello. “He leído en redes
sociales comentarios viscerales de personas que no han visto la obra, pero
también de otras que la han visto y sí tienen objeciones, con las que no estoy
de acuerdo para nada, pero no por eso podemos ignorarlas.” Por otro lado, tiene
miedo que se esté generando en Lima “una movida cultural de espaldas a la
mayoría de la población limeña. Por ejemplo, hay iniciativas teatrales de
colectivos como Arena y Esteras o el FITECA no vinculados con el gran “boom”
del teatro peruano que está en Miraflores, San Isidro o Barranco. No tengo nada
en contra de él, pero no sé si estamos generando una movida ciudadana que es un
poco el objetivo. Nos quejamos que no hay público, pero tampoco nos esforzamos necesariamente
en conseguirlo. Éstas, de todas formas, son más interrogantes que críticas.”
Nuevos proyectos
Sebastián participará en varios proyectos en este 2015. “Hemos seguido
con el proyecto de Malanoche de Arístides Vargas (estrenado el año pasado en El
Galpón Espacio por el colectivo Espalda de Bogo), se presentará en Brasil en un
encuentro de teatro de jóvenes, junto a Vida de miel… del grupo Panparamayo,
como representantes de Perú.” Siente que en su brevísima temporada, no tenían
claridad sobre el producto y hubo problemas que no identificaron a tiempo, pero
el hecho de mostrarla al público les dio mucho feedback. “Malanoche en el
Galpón fue ante todo, una investigación que quizás se nos desbordó un poquito,
el problema fue seguir al pie de la letra el texto. Ahora, siguiendo una
recomendación del mismo Arístides, nos lo hemos apropiado. Lo que está claro es
que es una obra sobre la evasión de la memoria y de la violencia, y cómo esta
presencia invade lo cotidiano.”
Como dramaturgo, Sebastián tiene tres textos engavetados en su primera
versión. “Yo exploro mucho, tengo los textos en distintas etapas y no puedo
decirte sus nombres, ya que estoy pensando en mandarlos o no a concursos; así, si
no gano puedo decir que nunca concursé.” También está apoyando a la producción
del colectivo Ámbar en la realización del evento Perú En Escena, que
consistirá en cuatro días de puro teatro de todas partes del Perú en la ciudad
de Ica. “Así como Dubái, con suerte algo más saldrá de la nada”, concluye
Sebastián. Todos los éxitos para él en este 2015.
Sergio Velarde
25 de enero de 2015
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