miércoles, 21 de julio de 2021

Crítica: SEÑORA PRESIDENTA


Tragicomedia en las urnas

Una desconcertante experiencia resulta del visionado de Señora Presidenta, nueva puesta virtual escrita y dirigida por Desly Angulo y presentada por Cuarta Maraña. En el afiche ya se nos anticipaba que veríamos a la actriz y cantante Trilce Cavero, tan efectiva en el género de comedia, como nuestra primera mandataria y que estaría acompañada por una trabajadora de limpieza, interpretada por Kelly Carrillo, la cual formaría parte de su gabinete. Las risas estarían de sobra aseguradas; no obstante, las apariencias engañan, ya que el espectáculo pregrabado de Angulo no se queda en el sencillo tratamiento cómico (muy efectivo, por cierto), sino que le brinda a las dos protagonistas sendas historias cargadas de drama y contenido, que enriquecen el producto final.

Estrenada poco antes de Fiestas Patrias, la historia cobra evidentemente una mayor relevancia. Eugenia no resulta ser la primera presidenta del país, sino la entusiasta presidenta de una mesa de sufragio que nunca llegará a completar la totalidad de sus miembros. Por su parte, Victoria, encargada de la limpieza de ese centro de votación, es la única que le presta atención a las inusuales demandas de Eugenia para conseguir un proceso limpio y transparente. Por supuesto que nuestra insólita coyuntura política (antes, durante y después de la segunda vuelta) le sirve en bandeja a la autora y directora el suficiente material para crear ingeniosos diálogos, bien aprovechados por las actrices.

Pero como ya mencionábamos antes, Angulo inserta, dentro de las acciones en el centro de votación, varias secuencias que nos revelan el pasado de ambas mujeres que terminarán por cambiar completamente el tono de la obra. Acaso el ritmo se dilate en algunas escenas, pero tanto Cavero como Carrillo lucen lo suficientemente convincentes en el apartado dramático para crear verdadera tensión hacia el final. En la nota de prensa, Angulo sostiene que esta puesta virtual no esgrime una postura política, pero sí que es humana y genuina. En todo caso, la frustración, la desesperación y el delirio que nos ha provocado el último proceso electoral (por no mencionar a toda nuestra historia política contemporánea) son emociones muy humanas y genuinas, retratadas con acierto en la puesta. Señora Presidenta desconcierta, sí, pero gratamente, por la profundidad dramática de sus personajes y sus acciones.

Sergio Velarde

21 de julio de 2021

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