martes, 11 de marzo de 2025

Crítica: EMBARCANDO


Exiliándose del desamor

La vida siempre es un viaje. Para algunos la trayectoria es cómoda y segura. Para otros, un constante exilio. Y siempre hay un primer viaje, a veces solo interior, pero necesario. En Embarcando, una joven toma sus maletas para buscar un mundo diferente, porque este se ha vuelto una pesadilla.

Ingresamos mucho antes de la primera llamada. El escenario es el dormitorio de una típica adolescente: ropas por los suelos, la cama destendida y un playlist de canciones para morir de amor que nos empieza a ablandar. Entra Emilia y por largo rato permanece allí, sobre la cama, sufriendo sus temas favoritos hasta desgarrarse entre recuerdos. La obra no empieza con la tercera llamada, sino en el momento que ingresamos a ese mundo caótico que es la habitación de la joven, que nos introduce a su universo. 

La ropa tirada y la maleta crean esa atmósfera de desesperanza que queda cuando una relación termina mal. Un par de prendas que alterna, en ponerse y quitarse, una y otra reiteradamente expresa los cambios de ánimo, casi una obsesión en la búsqueda de la armonía, cada vez más lejana. Embarcando no es solo una historia de desamor o de una relación tóxica, sino un llamado de alerta para enfrentar la violencia, física y psicológica, de una pareja que representa a todo un sistema patriarcal que provoca la rebeldía de Emilia.

Entre canción y canción, el tiempo pasa y de pronto han sido sesenta minutos de movimiento y entrega. El ritmo de la obra no decae en ningún momento, ni la tensión tampoco, gracias a una muy buena dirección de Cinthya Bravo.

Hacer teatro musical usando pistas de canciones como cuando vas a un karaoke conlleva varios riesgos: que la duración de los temas afecte el ritmo e intensidad de la obra, que limite o confunda el texto de la puesta con las historias de las canciones, que las actrices y actores las interpreten sin carácter o, peor, que las canten mal. Felizmente, a pesar de ser un unipersonal, Embarcando es un musical en el cual Valeria Azabache demuestra, además de sus dotes de actriz que domina el escenario, las de cantante que ya ha pasado por la experiencia del teatro musical, aunque es la primera vez que la vemos en un unipersonal. Mérito aparte es que ella también hizo el texto, ágil y sencillo, que construye una historia, como un testimonio personal, para que así lo sienta quien se sienta tocada y termine cantando con ella.

Embarcando tendrá dos funciones más los días 15 y 16 de marzo en el Teatro Sala Tovar (Calle Manuel Tovar 255, Miraflores).

David Cárdenas (Pepedavid)

11 de marzo de 2025

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