La puesta en escena, dirigida y producida por Marco Palomino, nos lleva a un ambiente ameno y divertido, pese a las circunstancias iniciales que dan pie al resto de acciones que cada personaje tomará para poder superar la difícil situación en la que se encuentran. Y es que lo que une a los tres personajes es que todos están pasando por una etapa de desamor. Sin embargo, pese a lo tétrico o pesimista que podría sonar este tema, la obra nos propone un cambio de perspectiva: nada es blanco y negro en la vida, hay matices, y cada personaje se esfuerza por ponerle la mejor de sus caras a la situación para poder verla de esta manera.
Los personajes de José, Rocío y Camilo, interpretados por Pedro Ibáñez, Selene Risco y Marco Antonio Rique respectivamente, son tres mejores amigos que dan vida a este divertido musical. Cada actor le da una personalidad única a su personaje; asimismo, cada uno trae consigo un pasado que se irá develando de a pocos a lo largo de la trama y con cada canción, lo cual hará que el público empatice con cada uno de ellos.
Por otro lado, no son solo los personajes el gran atractivo de la obra, sino también la escenografía, pues es bastante elaborada, con artículos tanto modernos como antiguos, lo cual en un inicio hace dudar sobre en qué año está ambientada la obra, pero pasando los minutos te das cuenta que eso es lo de menos y solo te centras en lo que cada personaje tiene para contar y todas las canciones que hay para cantar.
Sumado a todo lo anterior mencionado, también es importante resaltar el hecho de que se trata de un musical con canciones muy bien seleccionadas, pues despiertan, no solo en los personajes, sino también en el público, un sentimiento de nostalgia, aparte de desamor, pues nos traen clásicos de José José (de hecho, es una de sus canciones la que da nombre a la obra), Camilo Sesto, Rocío Dúrcal, entre otros. Desde un inicio se le invita al público a formar parte de la obra, que cante las canciones junto con los actores, lo cual crea una atmósfera de complicidad entre espectadores y actores, la cual no se rompe en ningún momento, pues incluso al final del espectáculo es público también es invitado a bailar y seguir divirtiéndose al ritmo de las canciones.
También no está de más mencionar que incluso la antesala es amena con el público y desde ese momento busca involucrarlo en la historia, pues apenas uno entra al teatro se encuentra con un gran panel y post-its en los cuales puedes dejar algún mensaje a tu ex y proceder a pegarlo en dicho panel. Sin duda, se evidencia las intenciones del director de querer hacer del espectador un amigo más de los personajes, o incluso un personaje más de la historia. Es una obra ideal si lo que se busca es hacer catarsis, no solo al ver la historia, sino también al vivirla cantando las canciones junto con los personajes.
Barbara Rios
22 de febrero de 2025
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