domingo, 3 de noviembre de 2024

Crítica: TRIFULCA


Acción en escena

En el estado actual de violencia y crisis de seguridad ciudadana en la que vivimos, la obra Trifulca, escrita y dirigida por Renatto Argüelles, aborda un tema contemporáneo y urgente como la delincuencia. La obra nos muestra a siete delincuentes, quienes se reúnen para cometer el secuestro de la hija de un empresario; un gran objetivo que les permitirá obtener una buena cantidad de dinero y dejar la vida criminal. Sin embargo, después del robo fallido a un restaurante, la confianza y la lealtad dentro del grupo estarán en juego y pondrán en peligro sus planes. Así, vemos como este grupo se va quebrando por intereses personales que se impondrán sobre su cometido.

Si bien la dramaturgia de Argüelles plantea una premisa que recuerda mucho a las películas de acción como Ocean’s 8, es interesante el enfoque humano que le da a cada uno de los personajes, al darles luz para que revelen su pasado y el porqué y cómo se dedicaron a una vida criminal. De esta manera, da cuenta que la delincuencia muchas veces tiene causas más profundas y combatirla es un problema sumamente complejo. Por otro lado, un punto débil fue lo poco verosímil de la historia al proponer que la víctima se enamore de uno de sus captores, quien además logra convencer a sus compañeros para liberarla. De la misma forma, el final, donde la mayoría de los personajes fallecen, fue bastante abrupto y restó valor a la historia, terminando como un duelo más entre bandos criminales. En todo caso, faltó tiempo para el desarrollo del argumento.

Un punto a favor de la propuesta fue el elenco, conformado por Fiorella Flórez, Jorge Armas, Manuel Guerrero, Fernando Pasco, Kike Casterot, Diego Alonso Pérez, Cheli Vera y Russell Vásquez. Se destaca que cada personaje tenía un propósito claro en la obra y lograron una construcción e identidad para cada uno, permitiendo sostener la narrativa pese a los puntos flacos de la historia.

En cuanto a la propuesta de dirección, uno de los aspectos más destacables de Trifulca es su uso innovador del espacio. Por un lado, se permitieron salir de la plataforma del escenario y abarcar todo el espacio inferior, creando la representación de una guarida criminal que abarcaba un escenario de dos niveles. De manera que los espectadores nos ubicábamos alrededor de la planta baja, haciéndonos sentir que estábamos dentro del bunker criminal. Por otro lado, el teatro no solo como plataforma de representación, sino como un laboratorio de experimentación, permite a la obra jugar con dos artes, la teatralidad y lo audiovisual. Por ejemplo, escenas que no eran representadas por los actores en el espacio, sino que habían sido previamente grabadas y que eran proyectadas como secuencias de la obra para completar la historia. De tal manera, los elementos audiovisuales no solo complementan la puesta en escena, sino que crean una atmósfera inmersiva, donde el espectador se siente parte de la acción. Esto no solo refuerza el impacto del mensaje, sino que transforma el espacio escénico en uno vivo y dinámico.

Para cerrar, si bien la dramaturgia podría fortalecerse en algunos aspectos para lograr una narrativa más verosímil y cohesionada, la innovación en la puesta en escena y el uso creativo del espacio lograron generar una experiencia inmersiva que atrapa al espectador. Sin duda, Trifulca presentó una propuesta cargada de acción y que no temió arriesgarse en escena.

Alexandra Valdivieso Chudán

3 de noviembre de 2024

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