lunes, 22 de agosto de 2022

Crítica: LA CENA


Comedia con imprevisible final

No cabe duda que el oficio constituye uno de los aspectos fundamentales en la evolución de un artista. No resulta desatinado afirmar que Gianfranco Mejía, director del colectivo Mever Producciones, sea prueba de ello; además, viene desarrollando una intensa actividad teatral por años y ya tiene un generoso público cautivo. Le duela a quien le duela. O a quien le quiera doler. Cada una de sus temporadas, con todas las dificultades y carencias que acarrea el escribir, dirigir, producir y actuar a la vez, no nos deja retirarnos sin una sonrisa cómplice o por lo menos, con algo en qué pensar. La cena no es la excepción. Se trata de un reestreno de hace seis años y si bien no deja de caer en los mismos lugares comunes de siempre, Mejía depara a su público más de una sorpresa.

El planteamiento inicial es de lo más convencional y visto mil veces: Alonso, el muchacho pobre (Mejía), se enamora de Jimena, la jovencita rica (Luna Scarlet); los estrictos padres de esta (Mirella Mau y Joel Huayanay) desean conocerlo y para ello se organiza la cena del título, que predeciblemente se convertirá en un interrogatorio. Los personajes son todos estereotipados, incluyendo a la empleada metiche (Fabiola Benavente), los amigos de “pichanga” (Alexis Arteaga y Jaime Philips) y la amiga pituca (Gabriela Pérez-León); sin embargo, todos ellos se las ingenian para caer simpáticos y también concretar un par de jocosas secuencias. Es la segunda parte la que seguramente dividirá al público, pues cuando se revele el sorpresivo “trabajo” que mantiene ocupado a Alonso y se establece cuál será la condición para que los padres acepten la relación entre él y su hija de 17 años (!), la puesta en escena cambiará radicalmente de registro. Simplemente no se puede revelar este giro dramático, ¡hay que verlo para creerlo!

Mención especial para la actuación de Mejía. Imposible no reconocer lo valioso de su esfuerzo y perseverancia de años, y que poco a poco va evidenciando sus resultados en el escenario como actor. Su personaje, que tiene finalmente mucho en común con el intérprete mismo, le permite a Mejía mostrar un registro histriónico bastante aceptable, que bien podría explotar con historias y dirección más exigentes en el futuro. La cena, actualmente en temporada en el Teatro Auditorio Miraflores, se convierte, con todas sus limitaciones, en una amable comedia con final sorpresa que prueba que el oficio, la práctica, el “hacer” debe ser una constante en la evolución de cualquier artista.

Sergio Velarde

22 de agosto de 2022

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