jueves, 11 de agosto de 2022

Crítica: EL BOMBÓN ROJO


Noches de cabaret

Uno de los tantos lastres que viene arrastrando nuestra sociedad, (aún) machista y conservadora, es el de la “cosificación” de las mujeres, la cual las deshumaniza y las muestra como meros objetos decorativos no pensantes, que pueden ser expuestos y explotados sin consideración. ¿Serán entonces las despampanantes artistas trabajadoras de un cabaret más propensas a ser “cosificadas” por los hombres que acuden a verlas? Pues la puesta en escena de El Bombón Rojo, dirigida por Manchi Ramirez y Piero Fuentes Castro en el Teatro Barranco, no parece incidir en ese aspecto; en todo caso, sí que se vale de la belleza y la sensualidad de sus actrices para armar un espectáculo en el que, evidentemente, las formas superan largamente cualquier temática de fondo.

Desde la entrada al recinto, se logra crear un ambiente propio de un cabaret, con la pantalla del foro iluminando todo el espacio como si fueran luces de neón; también la selección musical escogida contribuye a dicho fin, así como las mesas dispuestas para el público en la platea y la presencia de mozos que sirven tragos y piqueos. Sin embargo, el mayor problema del espectáculo radica en las historias y los conflictos de las propias bailarinas, algunos apenas bosquejados y además, de resolución muy predecible. La caracterización de los personajes cae irremediablemente, en la mayoría de los casos, en el estereotipo; además, algunas chicas se animan a cantar en vivo, pero otras recurren a la fonomímica.

Sin embargo, pareciera que nadie acude a El Bombón Rojo a ver algún conflicto dramático. Tal como lo dice el slogan promocional del evento, se invita al público a ¡vivir la experiencia! Y en ese sentido, las bellas Gia Rosalino, Mapi Nue, Malory Vargas, Daniela Linares y Dayana Reátegui cumplen con las expectativas, derrochando sensualidad y exotismo en sus números artísticos, siendo vitoreadas por el público, al lado de un divertido Aaron Murga y el mismo Ramírez en doble papel. El Bombón Rojo promete calentar el frío invierno limeño con un atractivo espectáculo sin mayores complicaciones.

Sergio Velarde

11 de agosto de 2022

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